Retrato de un caballero
Bernhard Strigel destacó también en su faceta como retratista. Fue uno de los pintores que trabajaron con asiduidad para el Emperador Maximiliano I de Habsburgo, por lo que participó en muchos de los grandes proyectos que este emperador acometió. Asimismo también llevo a cabo encargos para la nobleza y las clases altas. Este retrato en concreto, destaca por el realismo con que el artista ejecutó los rasgos fisonómicos del anónimo personaje, que nos dejan entrever cualidades de su carácter como la determinación que refleja su mirada. Strigel utiliza el contraste entre colores para diferenciar entre los distintos planos espaciales, y dotar así de mayor profundidad a la obra. En primer término se sitúa el protagonista, apoyado en un antepecho que apenas se aprecia y vestido sobriamente. Llaman la atención los dos anillos, con las iniciales “MS” y “H”, y el colgante que luce, una alegoría de la Abundancia dónde una figura femenina sujeta un cuerno. En contraste con el negro de la vestimenta del retratado, Strigel coloca tras él una tela de damasco roja, que a su vez resalta el azul del paisaje del fondo. La posición del protagonista, la tela y el paisaje que completan la tabla, nos inducen a pensar que la obra formara pareja con un retrato femenino.
Uno de los aspectos más atractivos de Bernhard Strigel es su faceta como retratista. Los servicios del pintor, en este apartado, fueron requeridos no sólo por las clases adineradas y nobles, sino también por la monarquía, siendo notorio el papel que desempeñó en los encargos que Maximiliano I le hizo y en la creación de la imagen oficial del monarca. Entre esas pinturas, de las que se conservan réplicas, destaca por su originalidad el retrato de grupo en el que se representa al emperador, en un momento íntimo y afectuoso, con varios miembros de su familia. Esta tabla, que pertenece al Kunsthistorisches Museum de Viena, fechada en 1515, se encargó al artista con motivo del doble enlace de los nietos del monarca.
Strigel trasladó el esquema desarrollado en sus retratos regios a otras esferas sociales. Es el caso del anónimo personaje de la tabla del Museo Thyssen-Bornemisza, en la que utilizó, como escenario, una tela de damasco encarnado, y un fragmento de paisaje que hacen de fondo, junto a un estrecho antepecho que marca la profundidad espacial. Strigel emplea para su puesta en escena un fuerte contraste cromático que consigue con el rojo del paño, el azul del celaje y la voluminosa mancha negra de las ropas del cliente, y con el que acentúa tres planos destacados de su pintura. El artista también establece un juego de líneas con los trazos del pronunciado perfil del sombrero, inclinado hacia un lado con vigor, las suaves y amplias curvas de las cadenas, que muestra sobre su pecho, y la enérgica recta del escote por donde asoma la camisa.
El modelo, anónimo por el momento, luce una sortija en su dedo índice con un escudo donde se dibuja una pequeña figura y las iniciales «MS» y «H», que no han podido ser descifradas aún. Otra posible clave para su identificación la encontramos en el colgante que luce en el pecho en el que se reproduce la alegoría de la Abundancia: una mujer sosteniendo un cuerno, detalle por el que se ha pensado que fuera un rico comerciante.
Strigel, además de los rasgos fisonómicos, nos transmite información sobre el carácter del cliente, ya que en su mirada se lee la determinación y la disciplina del personaje, y en el gesto de golpear con los dedos el antepecho se refleja el espíritu impaciente e inquieto del modelo.
La pintura, mientras permaneció en la colección Lippmann de Viena, estuvo emparejada con un retrato femenino, actualmente en paradero desconocido, fechado en 1528. Esta fecha que, con interrogación, se ha tomado para la tabla, se inscribe en una fase tardía de la producción de Strigel, que falleció precisamente ese año. La posición del retratado, así como el fondo que sirve de telón, no excluyen la posibilidad de que este caballero tuviera como pareja un retrato femenino. Así, el óleo se ha comparado con una pareja de retratos de la colección Liechtenstein, datada hacia 1520, en la que el matrimonio está representado también con una rica tela de brocado tras la que se abre un paisaje.
Mar Borobia