Esaú vendiendo su primogenitura
La ciudad holandesa de Utrecht fue, en la década de 1620, el foco más activo de difusión de la corriente caravaggista por los Países Bajos. Allí coincidieron varios artistas que habían viajado a Italia en su juventud, donde vieron y estudiaron los modelos que pocos años antes, en Roma, había dejado Caravaggio. Esta formación se completaba con una segunda, más directa, que tenía como modelo la producción de los caravaggistas italianos, quienes tras la huida del maestro de Roma habían continuado explorando la vía abierta por él. Entre ellos hay que citar especialmente a Orazio Gentileschi, Bartolomeo Manfredi y Carlo Saraceni. Del grupo caravaggista de Utrecht destacan por sus aportaciones al arte holandés Hendrickter Brugghen y Gerrit van Honthorst.
Esaú vendiendo su primogenitura procede de una colección privada lombarda donde estuvo registrado hasta 1980. Nicolson, en 1958, fue el primer historiador que vinculó la pintura a Ter Brugghen, incluyéndola dentro de la monografía dedicada al artista. A Nicolson también se debe la datación actual del óleo y algunos apuntes sobre las fuentes en que el artista se inspiró para su composición.
Hendrick ter Brugghen fue uno de los primeros caravaggistas que se instaló en Utrecht y es considerado el más fiel de los seguidores holandeses del maestro. En este lienzo escenifica un episodio del Antiguo Testamento recogido en el Génesis (25, 29-34). El momento elegido es el inmediatamente posterior a la venta por Esaú de su primogenitura, cuando Jacob, una vez oído el juramento de su hermano gemelo, le acerca el tazón con las lentejas. Además de los dos protagonistas, Jacob sentado a la izquierda y Esaú a la derecha sosteniendo una vara con la caza, Ter Brugghen ha incluido a la madre, Rebeca, con un plato en sus manos, y al envejecido y ciego padre, Isaac, sentado en un segundo plano a la derecha.
El artista usa una composición cerrada, habitual en sus óleos, en la que todos los componentes se pliegan hacia el centro de la tela, espacio que queda reservado para una vela. Ésta constituye el único foco de luz, iluminando los perfiles y cuerpos de los personajes con un intenso juego de claroscuros. Otro rasgo distintivo del estilo de Ter Brugghen es la importancia que se concede a las manos de las figuras, que se ordenan en los primeros planos con una gran expresividad. La gama cromática es también muy personal: marrones con tintes ocres, combinados con verdes y tonos violáceos. La tradición nórdica se aprecia sobre todo en los objetos que adornan con carácter descriptivo la mesa. El humilde bodegón que divide a los dos grupos de figuras que escenifican el relato bíblico se compone tan sólo de un plato, un cuchillo y dos cítricos que destacan sus volúmenes sobre el blanco inmaculado del estrecho mantel.
La escena en sí está inspirada directamente en cuadros de la familia Bassano que representan el mismo asunto y que han llegado hasta nosotros atribuidos a distintos miembros de la familia. En estos lienzos la escena tiene lugar en un interior cerrado y oscuro, iluminado por la sola luz de una vela próxima a los personajes esenciales: Jacob sentado a la izquierda, de espaldas al espectador y con el rostro de perfil, y Esaú, a la derecha, cogiendo el plato que le ofrece su hermano. Los padres, Rebeca, también de pie con un plato, e Isaac, sentado, medio adormilado, ocupan planos secundarios de la composición.
De este cuadro se conocen dos versiones más: una en la Gemäldegalerie de Berlín y otra, con participación de taller o de algún seguidor, conservada en la Bob Jones University Collection en Greenville, Carolina del Sur. Estas dos versiones guardan entre ellas más similitudes que con la composición de nuestro lienzo. Sin embargo, algunos elementos se repiten, como es el caso de la figura de Rebeca y concretamente su fisonomía. Estos parecidos afectan también al esquema general de los tres óleos, aunque hay que destacar que las semejanzas son mayores entre las dos versiones, Gemäldegalerie y Bob Jones University Collection, y la composición de los Bassano, siendo especialmente llamativa a este respecto, por su posición y postura, la figura de Isaac. Ter Brugghen, en la pintura del Museo Thyssen-Bornemisza, cambió el campo de enfoque de los personajes consiguiendo con ello una mayor volumetría y presencia.
Mar Borobia