Retrato de Franz Carl von Soyer
Georges Desmarées, de padre francés y madre procedente de una familia de artistas de los Países Bajos, desarrolló su carrera en Alemania. Desmarées inició su formación en Estocolmo, en el taller de su tío Martin van Mytens II, continuó sus estudios durante un breve periodo de tiempo en Amsterdam, en Núremberg, en la Akademie der Bildenden Künste con Daniel Preissler, y en Venecia, en el taller de Giovanni Battista Piazzetta, por cuya técnica se sentía atraído. En esta etapa de aprendizaje también se acercó a la pintura francesa de artistas como Hyacinthe Rigaud y Nicolas de Largilliere. En 1730 está documentado en Múnich, donde fue requerido por el Elector; unos años más tarde trabajó para el príncipe-obispo Clemente Augusto de Colonia, y para el landgrave Guillermo III de Hesse-Kassel. Georges Desmarées destaca por ser un excelente retratista, género que exploró ya en su juventud mientras estuvo en el taller de su tío Martin van Mytens II. Asimismo, está considerado uno de los pintores más destacados y representativos del rococó alemán, ya que para sus escenas, colores y modelos escogió y siguió los postulados propugnados desde esa corriente artística. Junto a los grandes retratos de aparato en los que sus distinguidos y poderosos clientes se rodean de símbolos alusivos a su grandeza y poder, el pintor también realizó retratos más sencillos para las clases altas y medias de la sociedad alemana. Un buen ejemplo es esta pareja de retratos del matrimonio Von Soyer.
Estas dos telas proceden, según los antiguos catálogos de la Colección, de los descendientes de los retratados. Ambas se encontraban ya en la colección Rohoncz en 1930, cuando participaron en la exposición de Múnich, celebrada en la Neue Pinakothek, donde se dio a conocer al público, por vez primera, esta colección privada que más tarde se difundió con el nombre de Thyssen-Bornemisza. Las pinturas, desde entonces, con breves comentarios de Rudolf Heinemann, aparecieron en las sucesivas ediciones de los catálogos de la Colección, donde también se recogió la inscripción de su reverso en la que figura el nombre de la pareja junto a la fecha de ejecución de los óleos, 1750, una etapa de Desmarées en la que en su obra aflora con más fuerza la vertiente rococó.
Georges Desmarées presenta a este matrimonio de forma tradicional, aunque opta por una posición más frontal para la representación de la mujer, cuyo rostro casi se reproduce de frente. El pintor ha elegido para sus modelos un fondo oscuro que parece un exterior por las compactas ramas que asoman por detrás de Maria Rosa, cuyo último plano se construye con una pincelada muy diluida que mancha la superficie y que contrasta, por tono y textura, con la de las figuras. Desmarées ha dibujado con gran corrección los rostros, aligerando el toque de pincel, que es mucho más suelto y vaporoso, en las ropas a la moda que visten sus clientes. El artista consigue buenas calidades en las ligeras telas de María Rosa, donde combina tonos claros de azules y rosas junto con el blanco de los remates de encaje y de la manga izquierda, donde la incidencia de la luz se resuelve con grandes trazos. Por lo que respecta a las actitudes que adoptan sus modelos, en el caso de la esposa, ésta se dirige al espectador mostrando una joya que sostiene primorosamente entre las telas de su chal, mientras que para el marido, el pintor ha preferido emplearse a fondo en transcribir los numerosos detalles de la casaca de terciopelo salmón y del chaleco que luce para tan especial ocasión.
Mar Borobia
Ver Retrato de María Rosa Walburga von Soyer.