Retrato de un orfebre
Ghislandi es uno de los mejores retratistas de la última etapa del movimiento barroco. Se formó en la escuela local de Bérgamo, primero con Giacomo Cotta y más tarde con Bartolomeo Bianchini, partiendo tras este inicial aprendizaje a Venecia. Allí tomó los hábitos e ingresó en el monasterio de San Francesco di Paola. Tras una estancia en Bérgamo, en 1688, está de nuevo documentado en Venecia, siendo en esta etapa cuando conoce a Sebastiano Bombelli, en cuyo estudio está trabajando aproximadamente entre 1689 y principios del siglo siguiente, cuando regresó a Bérgamo. Precisamente a su vuelta se estableció en el convento del Galgario, lugar de donde este artista recibe su apodo, Fra’ Galgario. En su pintura se detectan registros del célebre retratista de Bérgamo Giovanni Battista Moroni, por la forma en que presenta a sus clientes, y de la escuela veneciana del siglo XVI, que tuvo oportunidad de estudiar directamente durante su estancia en la ciudad de la laguna, por el colorido.
Los retratos de Ghislandi se distinguen por la sencillez de su puesta en escena, por sus fondos neutros de tonos oscuros, donde los modelos se suelen presentar de medio cuerpo o de busto, recortados, a veces, con un formato oval. En su galería de retratos, en la que es complicado establecer una cronología rigurosa, figurará la nobleza de Bérgamo, especialmente las familias Rota y Secco Suardo, protectores del pintor, jóvenes artistas, personajes de la aristocracia y también muchachos y niños de esferas más populares. Ghislandi capta a sus modelos de una forma natural, con realismo, pero ahondando en la psicología de sus clientes, que recoge en la mirada y especialmente en el gesto.
Esta pintura, que se conoce desde su participación en la exposición celebrada en Milán en 1910 dedicada al retrato en el siglo XVII, ha estado registrada antes de su ingreso en la colección Thyssen-Bornemisza, en 1976, en tres colecciones privadas. Su procedencia conocida más antigua la sitúa en la colección milanesa de Giuseppe Beltrami, figurando, en los años sesenta del siglo pasado, en la de Pino Gavazzeni en Bérgamo. Posteriormente formó parte de la colección del marqués Paolo dal Pozzo en Milán, pasando, a continuación, a la colección de Villa Favorita.
Este retrato, que se ha supuesto, sin otra base argumental que la sortija que nos enseña entre sus dedos y el llamativo prendedor de su gorra, el de un orfebre, se ha fechado en la última etapa de creación del artista. Ghislandi, en esta tela, se centra sólo en su modelo, que dirige al espectador una penetrante mirada, al que construye con gran economía de paleta, rota con el rojo de su gorra y con el de la piedra de la sortija. El tipo de prendedor que lleva en su sombrero, vistoso y grande, es un ornato que se repite, salvando el diseño, en otros retratos masculinos del pintor. Entre ellos, el Retrato de un hombre vestido con el traje de Dalmacia, en una colección privada, una de sus obras maestras, donde el broche remata con una pluma. También en otro retrato, conservado en una colección privada de Milán, el modelo, envuelto en ricas y llamativas telas rojas y azules, luce un sofisticado prendedor en su gorra. Roberto Contini ha comparado nuestra tela, por el parecido fisonómico, con el Retrato de la Gentildonna Bonduri Marenzi, de una colección privada de Bérgamo.
Mar Borobia