Campesino catalán con guitarra es el fruto del camino que inicia Miró tras su primera visita a París en 1920 y su consiguiente toma de contacto con los poetas y artistas dadaístas y surrealistas. A partir de entonces comenzó a simplificar sus composiciones en un proceso que le llevó a abandonar la realidad exterior para crear un personal lenguaje de signos. Miró sentía un fuerte arraigo con la Cataluña rural y en numerosas ocasiones convirtió a la figura del campesino catalán en protagonista de sus obras. En esta pintura, el esquematizado payés, de cuerpo entero y caracterizado por la barretina, se contrapone con sus perfiladas líneas a la improvisación del intenso fondo azul que domina la obra, en el que Miró consigue eliminar cualquier referencia espacial.

Emociones a través del arte

Esta obra está dentro del estudio que hemos realizado para analizar la respuesta emocional de las personas al observar 125 obras del museo.

Alegría: 40.24%
Aversión: 2.92%
Desprecio: 4.96%
Ira: 19.46%
Miedo: 7.7%
Sorpresa: 6.33%
Tristeza: 18.38%
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