Retrato del Dr. Haustein
Durante su madurez, Christian Schad se dedicó casi en exclusiva al género del retrato. El Retrato del Dr. Haustein, que pintó en Berlín en 1928, es una potente imagen del prestigioso dermatólogo judío, especialista en enfermedades venéreas. En 1928, a su llegada a la capital alemana, Schad fue introducido por su amigo el periodista Felix Bryk en el célebre salón político-literario de los Haustein, convertido en un prestigioso centro de reunión de las más destacadas personalidades del momento, y que era recordado por el pintor por su «atmósfera de libertad sin prejuicios, tanto intelectual como erótica, típica del Berlín de los años veinte».
Pintado con una pincelada minuciosa bajo el influjo del estilo de Rafael, en este inquietante retrato Hans Haustein aparece sujetando con el brazo contra su pecho uno de los instrumentos de su oficio, un detalle que, si bien podría resultar insignificante, cobra un protagonismo muy especial y añade una nota de misterio adicional que atrae de inmediato nuestra atención. El modelo ocupa la mitad inferior de la composición para dejar espacio a una misteriosa sombra que se proyecta sobre la pared del fondo del cuadro y que no pertenece a Haustein. Según el testimonio del propio Schad, esta sombra de una figura femenina fumando, que nos recuerda a las sombras del cine expresionista, pertenecía a Sonja, una modelo de la que se había enamorado Haustein. A la vista de los acontecimientos que se sucedieron, la sombra pintada por Schad se convierte en una premonición del oscuro y trágico futuro del matrimonio Haustein. Su mujer Friedel terminaría cometiendo suicidio a causa de la infidelidad de su marido y el propio Dr. Haustein también se quitaría la vida con cianuro al enterarse de que iba a ser detenido por la Gestapo en 1933.
Paloma Alarcó