Retrato de una mujer de cincuenta y siete años
La pintura, que estuvo en el castillo francés de Birre, procede de la colección del conde Tryszkiewicz. De Francia pasó a Estados Unidos, a las galerías Newhouse de Nueva York, donde se encontraba en 1955. Dos años más tarde, en 1957, fue adquirida a Frederick Mont, de Nueva York, para la colección Thyssen-Bornemisza. En un buen estado de conservación, el óleo fue transferido de su soporte original al actual, aunque se desconoce, como en otras obras de la Colección, la fecha y las circunstancias que impulsaron esta intervención.
Hans Mielich fue, tras el fallecimiento de Barthel Beham, el retratista más popular en Múnich. Su primera formación tuvo lugar en el entorno familiar, posiblemente con su padre, Wolfgang, y continuó después sus estudios en Ratisbona con Albrecht Altdorfer. De su paso por este taller quedó en el artista la huella de un característico uso del color. Mielich amplió conocimientos en Italia y trabajó para los duques Guillermo IV y Alberto V de Baviera.
Este retrato, cuya identidad desconocemos, está fechado y firmado por el pintor, que lo realizó dos años antes de su viaje a Italia. Mielich opta por un sobrio interior como decorado para centrar toda la atención en el modelo. La mujer, sentada en un sillón, que se ha colocado de frente, gira levemente la cabeza hacia nuestra izquierda. La sencillez del recinto mantiene su continuidad en la parquedad de las ropas negras, donde algunos detalles comedidos, como las amplias solapas ribeteadas o las mangas fruncidas en las muñecas con un leve estampado, reflejan discretamente el estatus social de la retratada. La toca blanca, que cubre, además de la cabeza, la frente y la barbilla, remata con una banda a un lado, recurso con el que se consigue enfatizar el interés del rostro. Mielich logra, con gran realismo, la fisonomía de la mujer, con sus ojeras, arrugas, mejillas y forma de la boca, sin descuidar su estado de ánimo y transmitiéndonos una imagen llena de dignidad y bondad.
A la colección del doctor J. H. van Heek, conservada en la Stiftung Huis Bergh, en ‘s-Heerenberg, pertenece una tabla con un retrato masculino, también sin identificar, que se ha propuesto como pareja de este óleo. Este caballero de avanzada edad aparece ante el espectador sentado en un sillón cuyos remates son similares a los que presenta el de nuestra dama: esferas metálicas que recogen la luz y tachones de brillante metal. El fondo es parecido, pero al hombre corresponde gran parte del vano, cuya estructura sólo percibimos en nuestro retrato, a la izquierda. Sin embargo, esta tabla de la colección Van Heek tiene unas medidas más reducidas que las de la composición del Museo, especialmente el alto. Lübbeke mencionó otra pareja de retratos de Mielich, conservados en la Alte Pinakothek de Múnich, con Andreas y Apollonia Ligsalz, fechada en 1540 y en la que el pintor juega con una ligera asimetría en los fondos y en la posición de sus modelos.
Mar Borobia