Casa Blanca B
El pintor abstracto Josef Albers, que formó parte del profesorado de la Bauhaus antes de emigrar a Estados Unidos en 1933, siempre permaneció fiel al espíritu constructivo de esta prestigiosa escuela. En su nueva patria colaboró de manera significativa a promover la abstracción geométrica, tanto desde su puesto docente en el Black Mountain College y en la Yale University como a través de su colaboración en las actividades de grupo American Abstract Artists (AAA) junto a artistas de diversas procedencias, como Ad Reinhardt o Robert Ryman, que derivaría años más tarde en el arte minimal.
El estudio de las formas geométricas en relación con el plano pictórico y la ausencia de cualquier contenido o significado fueron una constante en su pintura. A esta preocupación constructiva, Albers añadió un permanente interés por los problemas de la percepción del color, e investigó sin cesar sobre la experiencia subjetiva de los valores cromáticos. Aspiraba a demostrar que la apreciación de los colores es algo ficticio, ya que nuestro ojo percibe los diferentes tonos y colores según los otros que estén situados a su alrededor. En su ensayo Interacción del color expresó teóricamente su proposición de que los cambios de lugar, forma y luz producen modificaciones en los colores, y en su principal serie pictórica, titulada Homenaje al cuadrado, que comenzó en 1948, plasmó de forma visual sus investigaciones teóricas. En estas pinturas, unas composiciones muy rigurosas, configuradas a base de cuadrados concéntricos muy exactos de colores puros, exploraba la interacción de los distintos tonos a través de múltiples combinaciones de color.
Casa Blanca B, realizado entre 1947 y 1954, es asimismo un buen ejemplo de su lenguaje abstracto geométrico. Forma parte de una serie en la que el artista continúa su exploración de los principios del color, en esta ocasión a través de dos focos diferenciados de cuadrados concéntricos. En base a un esquema matemático, Albers configura la imagen a partir de planos cuadrangulares de colores superpuestos, grises en el centro y encarnados en la periferia, con los que va creando diferentes efectos ópticos de avance y retroceso, con la intención de llamar la atención del espectador sobre las singularidades y el funcionamiento de la visión.
Paloma Alarcó