Este retrato forma pareja con el Retrato de una mujer a pesar de la diferencia de medidas debida a un recorte del perímetro de la imagen femenina. En ambas pinturas la posición de los protagonistas sigue el modelo establecido en los Países Bajos, en los que el hombre ocupa el lado izquierdo y la mujer el derecho. Sus bustos llenan toda la extensión de la tabla, a lo que contribuyen sus vestimentas que casi no se diferencian del fondo. El artista resalta en cambio los rostros, los ribetes de piel de las ropas y las manos en las que sostienen rosarios y flores; en el caso del esposo se ha identificado con una clavelina, que en el mundo flamenco se asocia a la fidelidad. Se han encontrado similitudes entre el retrato femenino del museo y otros dos, uno en la National Gallery de Londres, asociado a un maestro suabo de la década de 1460, y otro en la colección Kisters atribuido a Ludwig y Martin Schongauer.

 

Siglo XVs. XIV y XV - Primitivos germánicosPinturaÓleotabla
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