Tríptico de la Virgen con el Niño
Este tríptico perteneció a la colección de Langton Douglas, donde estuvo registrado a principios de la década de 1930 y donde figuró como obra del pintor toscano Vigoroso de Siena. Adquirido en 1934 para la colección Thyssen-Bornemisza, la pintura, sin embargo, fue ofertada por su propietario primero a la National Gallery de Irlanda. El altar figuró en los catálogos de Villa Favorita hasta 1969 como un trabajo autógrafo de Vigoroso de Siena, aunque Rudolph Heinemann en sus comentarios cuestionó la autoría. La atribución actual se debe a un estudio de Miklós Boskovits, quien en cartas fechadas en 1982 y 1987 había manifestado ya sus discrepancias y sus dudas sobre su autor.
La pintura presenta en su tabla central a La Virgen con el Niño, que, una vez más, toma el modelo bizantino conocido como Panagia Hodigitriao Virgen Conductora, aunque Jesús en el temple aparece también como La Palabra por el rollo que sostiene en una de sus manos en clara alusión a los Evangelios. Esta imagen, que se encuentra inscrita en un arco de medio punto, se completa con la Virgen y el ángel que componen La Anunciación encajados en las enjutas de este elemento decorativo. En las alas laterales se representan cuatro escenas de la vida de Cristo a cada lado. En el ala izquierda, de arriba a bajo se distribuyen: La Natividad, La Presentación en el templo, La Transfiguración y Cristo ante Pilatos. En el ala derecha tenemos: La Crucifixión, Noli me tangere, La Ascensión y cinco santos. Las pautas que sigue el autor de la pintura están imbuidas de bizantinismos patentes no sólo en el estilo y ejecución del tríptico, sino también en la iconografía seleccionada para dar vida a los episodios sagrados. Así, La Natividad tiene lugar en una cueva, el Niño está fajado y la Virgen no aparece en adoración, como es característico del arte occidental, sino tumbada sobre unas telas después del parto. San José queda excluido y apartado de los acontecimientos, sentado en una esquina, contemplando el grupo central. En el ángulo derecho de esta pequeña tabla se instala otro episodio que se desarrolla también en el arte bizantino: El baño del Niño. Aquí, las dos parteras, Zelomí y Salomé, se ocupan de un crecido recién nacido, y mientras una vierte agua en la cubeta, la otra, con Jesús en su regazo, comprueba con su mano la temperatura del baño.
El pintor sigue patrones tradicionales y ha insertado tanto las figuras como las escenas en una superficie dorada. Los fondos en los que se despliegan los episodios se han simplificado y los escenarios se construyen de forma esquemática. En esta línea hay que interpretar los sencillos árboles del huerto donde tiene lugar el episodio de Noli me tangere, las rocas que nos remiten a parajes naturales en La Natividad y en La Transfiguración o las perfiladas arquitecturas que, en el caso de La Presentación en el templo, aluden a un interior.
Boskovits, con reservas, apuntó como posible autor del tríptico al Maestro de Santa Chiara. En torno a este anónimo artista agrupó una serie de obras entre las que se encuentra un tríptico conservado en la sacristía de la iglesia de San Francisco, en Zara, Dalmacia, que repite en sus tres alas el mismo repertorio que el del Museo Thyssen-Bornemisza.
Mar Borobia