Caballos salvajes
1954
Óleo sobre lienzo.
194,5 x 113 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
454
(1976.61
)
Sala 50
Planta primera
Colección permanente
En los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el pintor holandés Karel Appel participó, junto a Constant, Corneille, Asger Jorn y Christian Dotremont, en la creación del movimiento
CoBrA, acrónimo de Copenhague, Bruselas y Amsterdam. Con la intención de oponerse al surrealismo, los miembros de este heterogéneo grupo propugnaban un tipo de pintura empastada, libre y espontánea, incluso infantil, que se caracteriza por su expresividad violenta, por su gesto arrebatado, que responde a la voluntad de apartarse de cualquier norma artística anterior.
En Caballos salvajes, un lienzo de gran formato fechado en 1954, puede apreciarse el estilo impetuoso y gestual de Appel. Su originalidad surge de la libertad de acción, del movimiento impulsivo con que se aplican las gruesas pinceladas en colores estridentes, que da lugar a una figura amorfa de aspecto fantástico, modelada torpemente, en la que parecen distinguirse una sonrisa malvada y un gran ojo que se convierte en un túnel hacia abismos desconocidos. Los brochazos violentos, aplicados con colores primarios, contribuyen a desfigurar la imagen en un irreversible proceso de metamorfosis y a crear un efecto general de plasticidad confusa e indeterminada. Sorprende la violencia creativa de la que surge esta forma grotesca, que podría recordar a la de los expresionistas alemanes de principios de siglo, con los que también Appel comparte un mismo sentimiento trágico de la existencia.
Paloma Alarcó
En Caballos salvajes, un lienzo de gran formato fechado en 1954, puede apreciarse el estilo impetuoso y gestual de Appel. Su originalidad surge de la libertad de acción, del movimiento impulsivo con que se aplican las gruesas pinceladas en colores estridentes, que da lugar a una figura amorfa de aspecto fantástico, modelada torpemente, en la que parecen distinguirse una sonrisa malvada y un gran ojo que se convierte en un túnel hacia abismos desconocidos. Los brochazos violentos, aplicados con colores primarios, contribuyen a desfigurar la imagen en un irreversible proceso de metamorfosis y a crear un efecto general de plasticidad confusa e indeterminada. Sorprende la violencia creativa de la que surge esta forma grotesca, que podría recordar a la de los expresionistas alemanes de principios de siglo, con los que también Appel comparte un mismo sentimiento trágico de la existencia.
Paloma Alarcó