Ensenada canadiense
1940
Óleo sobre lienzo.
81,2 x 121,9 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
457
(1980.30
)
No Expuesta
Planta segunda
Colección permanente
Planta primera
Colección permanente
Planta baja
Colección Carmen Thyssen y salas de exposiciones temporales
Planta -1
Sala de exposiciones temporales, salón de actos y taller EducaThyssen
Milton Avery es un pintor de difícil clasificación. Aunque residió desde 1925 en Nueva York, su universo pictórico se mantuvo siempre alejado de las tensiones de la vida urbana y cercano a la naturaleza tranquila y apacible. Si bien se asienta sobre las bases de la tradición realista de la American Scene, su pintura es demasiado abstracta para poder adscribirle a esta tendencia. Sin embargo, aunque fue un buen amigo de Rothko o Gorky, que se convertirían en protagonistas de la abstracción americana, su pintura nunca se desvinculó lo suficiente de la representación como para formar parte de los movimientos abstractos.
Ensenada canadiense, un lienzo fechado en 1940, es un buen ejemplo de su delicado estilo de formas abreviadas y colores brillantes y de su mundo arcádico y apacible. Representa una tranquila escena costera, que alude al verano pasado por la familia Avery en la península de Gaspé, cerca de Quebec, en 1938. Su mujer Sally y su hija March aparecen leyendo, o dibujando, plácidamente sobre un promontorio situado por encima de la ensenada, cuyo perfil en diagonal divide la composición en dos formas trapezoidales.
La manera simplificada de representar la naturaleza, desprovista de detalles, y su personal paleta cromática son características de su inconfundible lirismo. El armonioso tono azulado que invade toda la composición y la aplicación de la pintura a base de pinceladas sueltas, que crean grandes planos de color, hablan de la influencia de Henri Matisse, al tiempo que anuncian su próxima derivación hacia una mayor abstracción.
Paloma Alarcó
Ensenada canadiense, un lienzo fechado en 1940, es un buen ejemplo de su delicado estilo de formas abreviadas y colores brillantes y de su mundo arcádico y apacible. Representa una tranquila escena costera, que alude al verano pasado por la familia Avery en la península de Gaspé, cerca de Quebec, en 1938. Su mujer Sally y su hija March aparecen leyendo, o dibujando, plácidamente sobre un promontorio situado por encima de la ensenada, cuyo perfil en diagonal divide la composición en dos formas trapezoidales.
La manera simplificada de representar la naturaleza, desprovista de detalles, y su personal paleta cromática son características de su inconfundible lirismo. El armonioso tono azulado que invade toda la composición y la aplicación de la pintura a base de pinceladas sueltas, que crean grandes planos de color, hablan de la influencia de Henri Matisse, al tiempo que anuncian su próxima derivación hacia una mayor abstracción.
Paloma Alarcó