Asunto Místico ("Nunc dimittis")
Giovanni Bellini, considerado en su madurez el mejor pintor de Venecia, fue el maestro de los mayores artistas venecianos de la siguiente generación. Por su taller pasaron Giorgione y Tiziano, difusores de un nuevo estilo cuyo germen se encuentra en su obra. Durero, durante su segunda visita a Venecia, en la que pintó Cristo entre los doctores, consideró a Bellini, que era septuagenario, «todavía el mejor en el arte de la pintura». A este artista se debe la transformación que experimentó la escuela veneciana, que, de ser un foco más dentro del amplio espectro italiano, pasó a convertirse en el centro difusor de una estética moderna con reputación y reconocimiento internacionales. De hecho, las cualidades que definen la pintura veneciana, y que alcanzarían en el siglo XVI su máximo esplendor, arrancan de Bellini, un artista dotado de una gran capacidad para la innovación. El paisaje, la armonía de las figuras con la naturaleza, el interés por el color saturado y rico, los valores atmosféricos o las formas dilatadas y curvilíneas se encuentran ya en su prolífica obra y marcarán los rumbos futuros de la escuela veneciana.
Asunto místico entró a formar parte de la colección Thyssen-Bornemisza en 1964. La tabla con anterioridad había pertenecido a la colección del conde Pourtalès, en París, figurando, en 1944, en una exposición del Art Museum de Portland titulada «Eight Masterpieces of Painting». Esta pintura, cuyo tema ha dado lugar a dos interpretaciones diferentes, ha sido fechada en la primera década del siglo XVI. En esa época, que corresponde a sus últimos años de carrera, Bellini fue capaz de impulsar un estilo lleno de novedades que pone en evidencia una honda capacidad creadora. Asunto místico se inscribe dentro de un grupo de pinturas concebidas para la devoción privada, y que al igual que sus Madonnas, tuvieron una gran demanda en la época. Dada a conocer en 1962, fue estudiada en 1964 por Pallucchini, quien la consideró autógrafa. Sin embargo, la autoría de Bellini fue puesta en tela de juicio en 1979 por Rosenbaum, quien la catalogó con un interrogante suponiendo una alta participación del taller. El juicio de Rosenbaum sería rechazado por Pallucchini en un documento fechado en 1984 y conservado en los archivos de la Colección, en el que ratificó su opinión de 1964.
Para establecer su cronología y autoría, Pallucchini comparó la pintura con tres obras de Bellini: La Sagrada Conversación de la Galleria dell’Accademia de Venecia, en la que la Virgen y el Niño aparecen en un paisaje flanqueados por san Juan Bautista y una santa; La Virgen del Prado, donde María, sentada sobre una tupida vegetación, con el Niño dormido en su regazo, tiene como fondo un idílico paisaje, y La Presentación en el templo, cuyo sacerdote evoca la figura de Simeón de nuestra composición; estas dos últimas obras se encuentran en la colección de la National Gallery de Londres. Tanto en la obra de la Accademia, como en la del Museo Thyssen-Bornemisza, Bellini utiliza un parapeto de donde arrancan las figuras, y que en el caso de la obra veneciana, Bellini empleó para colocar su nombre.
En 1964, Hendy identificó el tema del cuadro como el encuentro entre Simeón y el Niño Jesús momentos antes de entrar al templo donde tendría lugar la Presentación; el episodio está recogido por san Lucas en los Evangelios. La figura de la derecha, vestida ricamente y en actitud de recibir al Niño de los brazos de María, fue identificada como Simeón. A juicio de Hendy, la novedad que incorporó Bellini en esta tabla consiste en cambiar el entorno tradicional, trasladando la escena desde un interior o un pórtico a un exterior, con un amplio paisaje de atmósfera luminosa con los Alpes de fondo. A Hendy se debe también el subtítulo Nunc dimittis, palabras con las que Simeón recibió a Jesús en sus brazos.
Mar Borobia