Capricho con río y puente
hacia 1745
Óleo sobre lienzo.
48,5 x 73 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
40
(1934.2
)
No Expuesta
Planta segunda
Colección permanente
Planta primera
Colección permanente
Planta baja
Colección Carmen Thyssen y salas de exposiciones temporales
Planta -1
Sala de exposiciones temporales, salón de actos y taller EducaThyssen
Bernardo Bellotto, sobrino y discípulo de Canaletto, fue junto con su tío uno de los grandes intérpretes de las vistas urbanas. Su repertorio temático, bastante más amplio que el de Canaletto, comprendió, junto a sus primeras perspectivas venecianas y como fruto de sus viajes por Italia, un nutrido conjunto de ciudades como Lucca, Florencia, Roma, Turín o Verona. Esta lista de lugares se incrementaría a finales de la década de 1750 con sus rincones, panorámicas y arquitecturas de Dresde, Viena, Múnich y Varsovia.
Este lienzo está fechado en la etapa de juventud del artista y ejemplifica un tipo de paisaje ideal que se suele designar como «capricho». En esta modalidad, los artistas reunían en una misma composición diversas arquitecturas reales cambiándolas de localización y colocando junto a ellas otras de talante más imaginativo ante un fondo paisajístico. El estilo de Bellotto en esta primera etapa se aproxima bastante al de Canaletto.
La pintura perteneció a la colección vienesa de Camillo Castiglione y fue subastada en Amsterdam en 1925. De Holanda pasó al año siguiente al comerció británico, a Thomas Agnew & Sons, donde estaba en 1926. El lienzo entró a formar parte de la colección Thyssen-Bornemisza en 1934. Las primeras referencias bibliográficas de la tela se deben a Rudolf Heinemann y a sus comentarios en los catálogos de la colección Thyssen-Bornemisza; Pallucchini se interesó por el óleo en 1960, publicándolo en su estudio de la pintura veneciana del Settecento.
Datada tradicionalmente hacia 1740-1742, a esta vista se le ha atribuido en los últimos estudios sobre el artista la fecha de 1745, después de una estancia del pintor en tierras lombardas. También ha cambiado su nombre tradicional de Capricho paduano. Las razones en las que se basa el nuevo título se hallan en la identificación y revisión de algunos de los elementos del paisaje. Así, la casa de recreo situada a la izquierda de la composición, similar a las construidas a orillas del Brenta, y la torre, que se relacionó con la de Ezzelino, fueron factores determinantes que ayudaron a fechar la pintura en un primer momento hacia 1740, coincidiendo con la estancia de Bellotto en Padua. Sin embargo, a estos ingredientes paduanos se han sumado otros que subrayan los recuerdos venecianos que desprenden algunos componentes arquitectónicos, las nebulosas montañas colocadas al fondo y una novedosa interpretación de la torre derecha, que ha sido vinculada con la del patio de la plaza de armas del castillo Sforzesco de Milán, han retrasado la ejecución del óleo hasta el recorrido del artista por Lombardía. Además, la pintura contiene, según Marini, elementos compositivos que el artista emplearía en su célebre vista del Puente de las Naves de Verona.
Este Capricho se ha puesto en relación con un dibujo atribuido a Bellotto conservado en el Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. En este diseño un puente vuelve a atravesar la superficie de extremo a extremo, arrancando a la derecha de una edificación similar a la nuestra y en cuyo frente también se ha colocado un sepulcro; a la izquierda, sin embargo, se vislumbra el perfil de una ciudad. Los alrededores del río también están modificados respecto a nuestra pintura y el artista da un protagonismo mayor a los alrededores de la orilla derecha. Estas pequeñas variaciones no alteran el espíritu de la composición y las similitudes que se desprenden con el óleo del Museo. El dibujo del museo de Rotterdam se basa, según la crítica especializada, en otro de Canaletto conservado en la colección real británica.
Pese a que Capricho con río y puente muestra aún claramente una dependencia estilística de Canaletto, la obra refleja rasgos propios de la personalidad pictórica de Bellotto, como por ejemplo la detallada descripción de cada una de las partes que componen el capricho y el modo en que logra fundirlas otorgando veracidad al conjunto. Las diferencias con su tío y maestro se extienden también al uso de acentuados contrastes entre las zonas en sombra y las que reciben el sol. Además, las figuras más alargadas tienen un aspecto menos cuidado; el colorido del cuadro es más frío y la pincelada más empastada.
Mar Borobia
Este lienzo está fechado en la etapa de juventud del artista y ejemplifica un tipo de paisaje ideal que se suele designar como «capricho». En esta modalidad, los artistas reunían en una misma composición diversas arquitecturas reales cambiándolas de localización y colocando junto a ellas otras de talante más imaginativo ante un fondo paisajístico. El estilo de Bellotto en esta primera etapa se aproxima bastante al de Canaletto.
La pintura perteneció a la colección vienesa de Camillo Castiglione y fue subastada en Amsterdam en 1925. De Holanda pasó al año siguiente al comerció británico, a Thomas Agnew & Sons, donde estaba en 1926. El lienzo entró a formar parte de la colección Thyssen-Bornemisza en 1934. Las primeras referencias bibliográficas de la tela se deben a Rudolf Heinemann y a sus comentarios en los catálogos de la colección Thyssen-Bornemisza; Pallucchini se interesó por el óleo en 1960, publicándolo en su estudio de la pintura veneciana del Settecento.
Datada tradicionalmente hacia 1740-1742, a esta vista se le ha atribuido en los últimos estudios sobre el artista la fecha de 1745, después de una estancia del pintor en tierras lombardas. También ha cambiado su nombre tradicional de Capricho paduano. Las razones en las que se basa el nuevo título se hallan en la identificación y revisión de algunos de los elementos del paisaje. Así, la casa de recreo situada a la izquierda de la composición, similar a las construidas a orillas del Brenta, y la torre, que se relacionó con la de Ezzelino, fueron factores determinantes que ayudaron a fechar la pintura en un primer momento hacia 1740, coincidiendo con la estancia de Bellotto en Padua. Sin embargo, a estos ingredientes paduanos se han sumado otros que subrayan los recuerdos venecianos que desprenden algunos componentes arquitectónicos, las nebulosas montañas colocadas al fondo y una novedosa interpretación de la torre derecha, que ha sido vinculada con la del patio de la plaza de armas del castillo Sforzesco de Milán, han retrasado la ejecución del óleo hasta el recorrido del artista por Lombardía. Además, la pintura contiene, según Marini, elementos compositivos que el artista emplearía en su célebre vista del Puente de las Naves de Verona.
Este Capricho se ha puesto en relación con un dibujo atribuido a Bellotto conservado en el Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. En este diseño un puente vuelve a atravesar la superficie de extremo a extremo, arrancando a la derecha de una edificación similar a la nuestra y en cuyo frente también se ha colocado un sepulcro; a la izquierda, sin embargo, se vislumbra el perfil de una ciudad. Los alrededores del río también están modificados respecto a nuestra pintura y el artista da un protagonismo mayor a los alrededores de la orilla derecha. Estas pequeñas variaciones no alteran el espíritu de la composición y las similitudes que se desprenden con el óleo del Museo. El dibujo del museo de Rotterdam se basa, según la crítica especializada, en otro de Canaletto conservado en la colección real británica.
Pese a que Capricho con río y puente muestra aún claramente una dependencia estilística de Canaletto, la obra refleja rasgos propios de la personalidad pictórica de Bellotto, como por ejemplo la detallada descripción de cada una de las partes que componen el capricho y el modo en que logra fundirlas otorgando veracidad al conjunto. Las diferencias con su tío y maestro se extienden también al uso de acentuados contrastes entre las zonas en sombra y las que reciben el sol. Además, las figuras más alargadas tienen un aspecto menos cuidado; el colorido del cuadro es más frío y la pincelada más empastada.
Mar Borobia