Una abuela
1914
Óleo sobre tabla.
94 x 74,5 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
466
(1980.69
)
No expuesta
Al igual que John Sloan, George Bellows se formó artísticamente en Nueva York bajo la tutela del pintor realista Robert Henri, y también se relacionó con The Eight. Aunque Bellows, un pintor muy dotado, no fue rechazado en la exposición de primavera de la National Academy of Design de 1907 y nunca perteneció oficialmente a este grupo, sí participó en algunas de sus exposiciones, pues compartía con ellos la misma animadversión hacia la rigidez y la superficialidad académica y una similar temática social de gran realismo.
En los últimos años de su vida Bellows se interesó por el género del retrato. Esta tabla, titulada Una abuela, fue realizada en el verano de 1914 en Monhegan, una pequeña isla de la costa de Maine, donde el pintor retrató a varios lugareños. Al no querer identificar el retrato con un personaje, Bellows nos acerca a un arquetipo. Una mujer de cierta edad, con una gran dignidad y fortaleza interior, posa rígida mirando fijamente hacia el espectador. Bellows siempre se sintió interesado por las posibilidades expresivas de los personajes de edad madura y, como en otras pinturas1, concentra su atención en el rostro y las manos de la figura. La sobriedad formal y cromática, característica de ese periodo, puede deberse al impacto que le produjo el modernismo radical de las obras presentadas en el Armory Show en 1913. La gama cromática, restringida al rojo de las bandas verticales de las cortinas que enmarcan la figura, a los ocres del fondo plano, a los tonos oscuros del sillón y el vestido y a los colores claros y resplandecientes del chal y el rostro, contrasta con la fuerte iluminación.
Paloma Alarcó
En los últimos años de su vida Bellows se interesó por el género del retrato. Esta tabla, titulada Una abuela, fue realizada en el verano de 1914 en Monhegan, una pequeña isla de la costa de Maine, donde el pintor retrató a varios lugareños. Al no querer identificar el retrato con un personaje, Bellows nos acerca a un arquetipo. Una mujer de cierta edad, con una gran dignidad y fortaleza interior, posa rígida mirando fijamente hacia el espectador. Bellows siempre se sintió interesado por las posibilidades expresivas de los personajes de edad madura y, como en otras pinturas1, concentra su atención en el rostro y las manos de la figura. La sobriedad formal y cromática, característica de ese periodo, puede deberse al impacto que le produjo el modernismo radical de las obras presentadas en el Armory Show en 1913. La gama cromática, restringida al rojo de las bandas verticales de las cortinas que enmarcan la figura, a los ocres del fondo plano, a los tonos oscuros del sillón y el vestido y a los colores claros y resplandecientes del chal y el rostro, contrasta con la fuerte iluminación.
Paloma Alarcó