La bailarina
1913
Acuarela y lápiz sobre Papel.
65,3 x 53,7 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
472
(1981.17
)
No Expuesta
Planta segunda
Colección permanente
Planta primera
Colección permanente
Planta baja
Colección Carmen Thyssen y salas de exposiciones temporales
Planta -1
Sala de exposiciones temporales, salón de actos y taller EducaThyssen
El pintor británico David Bomberg, nacido en el seno de una familia de judíos polacos del East End londinense, comenzó su carrera artística cuando hacían su aparición los movimientos de vanguardia más radicales. Estudió en la Slade School y viajó a París en 1913, donde conoció a Picasso y a Modigliani. A su regreso, el lenguaje de sus primeras pinturas, dentro de la estela del cubismo, se caracterizaba por una gran simplificación y por unas imágenes geométricas ambiguas que oscilaban entre la figuración y la abstracción. En ocasiones las representaciones basadas en la nueva era de la máquina le vinculan con el vorticismo, movimiento al que, sin embargo, nunca perteneció.
El tema de la danza, que aparece en esta composición de la colección Thyssen-Bornemisza, siempre le interesó de manera especial. Tanto las primeras actuaciones de los ballets rusos de Diághilev en Londres a partir de 1911, como su noviazgo con Sonia Cohen, una gran aficionada al baile, o el hecho de que su primera mujer, Alice Mayes, trabajara con la compañía de ballet Kosslov, influyeron sin duda en la realización de una serie dedicada a la danza entre 1913 y 1915. En esta acuarela, de líneas sinuosas, quizás una de las primeras sobre este tema, Bomberg parece explotar los ritmos del movimiento de una bailarina en el espacio y constituye un importante ejemplo del lirismo de estas tempranas abstracciones del pintor.
Paloma Alarcó
El tema de la danza, que aparece en esta composición de la colección Thyssen-Bornemisza, siempre le interesó de manera especial. Tanto las primeras actuaciones de los ballets rusos de Diághilev en Londres a partir de 1911, como su noviazgo con Sonia Cohen, una gran aficionada al baile, o el hecho de que su primera mujer, Alice Mayes, trabajara con la compañía de ballet Kosslov, influyeron sin duda en la realización de una serie dedicada a la danza entre 1913 y 1915. En esta acuarela, de líneas sinuosas, quizás una de las primeras sobre este tema, Bomberg parece explotar los ritmos del movimiento de una bailarina en el espacio y constituye un importante ejemplo del lirismo de estas tempranas abstracciones del pintor.
Paloma Alarcó