David con la cabeza de Goliat y dos soldados
Valentin de Boulogne, de origen francés, desarrolló su carrera en Italia, donde se cree que llegó hacia 1613 o 1614. Procedente de una familia de artistas, su padre era pintor y vidriero, y uno de sus hermanos ejerció como pintor. Pudo formarse dentro de este entorno, completando sus estudios tal vez en París o en Fontainebleau. En Roma, la primera referencia que se tiene de Valentin de Boulogne es de 1620, cuando vivía en el barrio de Santa Maria del Popolo, compartiendo alojamiento con otros artistas franceses. En Roma consiguió el apoyo de la familia Barberini, de Cassiano dal Pozzo y de Fabrizio Valguarnera. Cuando Valentin de Boulogne llegó a Italia, quedó fuertemente impresionado por el trabajo de Caravaggio y por su novedosa forma de interpretar la realidad. Esta impronta se podrá rastrear a lo largo de toda su carrera, convirtiéndose en uno de los más fieles seguidores del maestro. En su repertorio tienen cabida temáticas similares a las tratadas por otro de los difusores del caravaggismo, Bartolomeo Manfredi, y que se inspiran en la fuente más popular de este movimiento. También encontramos en su catálogo retratos, junto a óleos religiosos y alegóricos.
David con la cabeza de Goliat se ha fechado hacia 1620-1622, en una etapa temprana de su carrera, que coincide con un momento poco documentado de su vida, siendo, por tanto, difícil de precisar la cronología de estas obras. El episodio ilustra un pasaje del Antiguo Testamento, cuando el joven David va a luchar contra el guerrero filisteo Goliat. Tras probarse la armadura de Saúl y sentirse incómodo en ella, David decidió enfrentarse al gigante con sus ropas de pastor, eligiendo como armas su cayado, cinco chinarros y una honda. David lanzó un chinarro con su honda que se clavó en la frente del filisteo, que cayó de bruces. Este momento lo aprovechó para matarle con su espada y cortarle la cabeza. David, después, cogió sus armas y la cabeza de Goliat llevándolas a Jerusalén, donde las puso en su tienda.
Precisamente, a los últimos versículos de la narración corresponde el momento elegido por Valentin de Boulogne, que ha representado a un joven y apuesto David, rústicamente vestido, sosteniendo la cabeza del gigante, que todavía gotea sangre. David, que apoya esta inmensa cabeza en una mesa y sostiene, en la otra mano, la espada de su contrincante, queda enmarcado por dos figuras. La pintura, que se organiza con pocos personajes de medio cuerpo, como corresponde a los primeros óleos del pintor, llama la atención por la energía y la tensión que éste ha inculcado al episodio, y que se registra en la inquietante intensidad de las miradas de los protagonistas. Al asombro y horror que emite el personaje de la izquierda, se contrapone la expresión reflexiva, concentrada y ausente de David, así como la del soldado que mira hacia su izquierda. La pintura está sólidamente construida, siendo notables las texturas que Valentin consigue en los tejidos y de las que es una muestra la manga asalmonada con brillos plateados.
Este tema fue grabado en 1817 por el genovés Domenico del Pino, siendo atribuido, por error, a Caravaggio. En el Wallraf-Richartz Museum de Colonia se conserva una copia con esta composición.
Mar Borobia