La Virgen con el Niño
Dirk Bouts es considerado el creador y el principal representante de la Escuela de Haarlem destacando, en el siglo XV, por sus innovaciones en el género del paisaje, al que dota de una increíble profundidad. Las hipótesis en cuanto a la atribución de la obra La Virgen con el Niño del Museo Thyssen-Bornemisza, han sido muchas hasta que finalmente se consideró de un seguidor de Dirk Bouts. Esta pintura se inspira en la famosa Virgen de la fuente de Jan van Eyck, perteneciente al Musée Royal des Beaux-Arts de Amberes, simplificando la composición a lo esencial. El artista nos muestra a la Virgen con el Niño en brazos, en el centro de la composición. Ambos se presentan delante de un paño de honor ricamente bordado con un paisaje al fondo, que se extiende a lo lejos. Bouts fue el principal renovador de este tipo de representaciones, aunque no se ha conservado ningún otro ejemplo con una composición similar a la obra del museo. Se cree que esta tabla, por sus dimensiones y por el tema elegido, podría haber estado destinada a la devoción privada.
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Dirk Bouts, artista procedente del norte de los Países Bajos, está establecido en Lovaina hacia mitad de la década de los años cuarenta y su nombre, con cierta frecuencia, aparece recogido en los archivos de la ciudad desde 1457. En la pintura de Bouts, uno de los grandes artistas del siglo XV, se recoge la herencia de Rogier van der Weyden y la huella de pintores contemporáneos entre los que se encuentran Petrus Christus y Memling. Bouts organizó un importante taller en Lovaina en el que colaboraron sus dos hijos: Dirk el Joven y Aelbrecht.
Esta Virgen con el Niño está inspirada en la célebre composición de Jan van Eyck, La Virgen de la fuente, de 1439, conservada en el Musée Royal des Beaux-Arts de Amberes. Aquí se ha modificado su presentación al ajustar la imagen a lo esencial de la tabla de Van Eyck. Siguiendo este patrón, la Virgen, de pie, con el Niño en sus brazos, organiza el eje principal en torno al que se acomoda la composición, en la que se realza su figura por la posición de un lujoso paño de honor que, en la pintura de Amberes, sostienen dos ángeles, que se han eliminado de nuestra obra. Jan van Eyck también incluyó un murete bajo, de sillares regulares, justo detrás de la tela, que da paso a un florido jardín que, en nuestro caso, se ha sustituido por un denso tapiz vegetal que se abre, a ambos lados del paño de honor, a un paisaje.
La atribución a Bouts fue propuesta, entre otros historiadores, por Friedländer y por Ebbinge-Wubben. Sin embargo, Hoogewerff sugirió al Maestro de la Sibila Tiburtina; Schöne, al Maestro de San Juan en Patmos; y Dirk de Vos, al Maestro de la Leyenda de santa Lucía. Eisler, conociendo estos antecedentes, prefirió considerarla como una obra de un seguidor de Bouts.
Bouts fue un pintor que enriqueció y difundió este tipo de presentaciones con la Virgen y el Niño. Sin embargo, del presente esquema, con María de pie delante de un paisaje, no se ha conservado ninguna composición del artista, por lo que se ha supuesto que nuestro modelo reproduce un prototipo perdido. La pintura, que por tema y dimensiones tal vez estuvo destinada a la devoción privada, incide en la relación afectuosa entre Madre e Hijo, que se desprende, pese a la rigidez que irradian las figuras, de la dulzura de sus miradas. El Niño, en esta imagen devota, apoya en una de sus piernas una diminuta manzana que alude a su papel de Redentor. Este mensaje no es el único que arroja la composición, en la que el muro y la densa vegetación sobre él se han interpretado como una alusión al Hortus Conclusus o jardín cerrado del Cantar de los Cantares, texto en el que se ensalza la pureza de María. Esta lectura se refuerza con el fruto que sostiene Jesús, que alude al papel de su Madre como la Nueva Eva.
Mar Borobia