Pintura. Naturaleza muerta
El pintor americano Patrick Henry Bruce residió en París entre 1904 y 1936, donde admiró la pintura de Cézanne y de los cubistas y fue alumno de Matisse, en cuya casa vivió por un tiempo. Asimismo, el estilo colorista del cubismo órfico del matrimonio Robert y Sonia Delaunay ejerció una influencia decisiva en su pintura. En la década de 1920 realizó una serie de naturalezas muertas geométricas tituladas Peinture. Nature norte, a la que pertenece este lienzo del Museo Thyssen-Bornemisza, también denominado en ocasiones Formes. Estos bodegones sorprenden por la incorporación de un colorido poco habitual al lenguaje cubista. Los objetos propios de una naturaleza muerta, como vasos o frutas, reducidos a formas geométricas básicas en tonos pastel verdosos, violetas y azulados, destacan sobre el fondo plano rojo y negro. Los distintos elementos se amontonan unos sobre otros, en diferentes orientaciones, creando un espacio ilusionista sobre la superficie bidimensional del lienzo. Esta peculiaridad de su pintura era considerada por los autores del catálogo razonado de su obra, William C. Agee y Barbara Rose, como «la contribución más original de Bruce al cubismo y la abstracción colorista».Como se puede apreciar a simple vista Bruce dibuja en primer lugar con lápiz las formas geométricas y luego las rellena con colores densos y planos, si bien deja algunas zonas del lienzo a la vista, que, además de contribuir a incrementar el efecto de volumen, nos remiten, como apunta Gail Levin, a las reservas de la pintura de Cézanne.
En 1932 Bruce dejó de exponer, destruyó todas las pinturas que tenía en su poder y cuatro años después, en 1936, se suicidó. En 1933 el artista entregó algunas pinturas —entre las que se encontraba este lienzo de la Colección— a su amigo el escritor francés Henri-Pierre Roché (1879-1959), que en las primeras décadas del siglo estuvo relacionado con Guillaume Apollinaire, Jean Cocteau, el matrimonio Delaunay, Pablo Picasso y Picabia. También actuó como marchante de artistas como Max Ernst y Brancusi, y entabló una duradera amistad con Marcel Duchamp. Desde un primer momento Roché defendió la obra de Bruce, un artista entonces desconocido.
Paloma Alarcó