La Virgen y el Niño entronizados entre cuatro ángeles, una mártir y san Juan Bautista
Vasari, en sus Vidas, mencionó la de este pintor sienés que llamó Bologhini, al que atribuyó un altar en la iglesia de Santa Croce, Florencia, y al que citó como alumno de Pietro Lorenzetti. La personalidad y el catálogo artístico de Bulgarini han sido difíciles de reconstruir por los escasos datos que se conservan del artista. Fue Millard Meiss quien identificó a nuestro pintor, así como algunos de sus trabajos, que hasta entonces se habían agrupado en torno a otros dos pintores: Ugolino Lorenzetti y el Maestro de la Madonna de San Pedro de Ovile. Gracias a un inventario, fechado en el siglo XVI, hallado en la catedral de Siena y en el que se menciona a nuestro artista, se pudo relacionar una pintura con el tema de La Adoración de los pastores, conservada en el Fogg Art Museum de Cambridge (Massachusetts), como una de las imágenes del altar de San Víctor encargado a Bulgarini.
La Virgen y el Niño entronizados perteneció a una colección británica, la del reverendo Hawkins, y fue subastada en Christie’s, Londres, en 1977. En el catálogo de esa subasta figuró como obra de Ugolino Lorenzetti y, aunque con interrogación, se recogía ya su identificación con Bartolommeo Bulgarini. Bajo esta adscripción apareció primero en un catálogo de la colección Thyssen-Bornemisza, el de 1986, en el que se expuso claramente la problemática identidad del artista. La pintura, como obra de Bulgarini, fue avalada con los estudios de Ghelazzi Dini en 1982, Pope-Hennessy en 1983 y Boskovits en 1990.
La tabla, por sus pequeñas dimensiones, se ha relacionado con la producción religiosa destinada al ámbito doméstico, que tuvo un fuerte incremento en los talleres sieneses un poco antes de la mitad de la centuria. Bulgarini, en este pequeño temple, coloca a la Virgen en una posición frontal, rodeada, simétricamente, por cuatro ángeles que sostienen un rico brocado y dos santos: san Juan Bautista, a la derecha, que reconocemos por su sayo de pelo de camello y por la filacteria, así como por la barba y el cabello largo; la figura femenina, santa por su halo y mártir, ya que porta la palma, es difícil de identificar por la falta de atributos concretos. La obra destila riqueza por el tratamiento del oro al que el artista ha concedido un protagonismo especial entre sus materiales y que está trabajado en esta reducida superficie con gran finura. También hay que subrayar en el temple tal vez la tabla central de un tríptico, la atmósfera afectiva que envuelve a personajes como el Niño o los ángeles. Esta particularidad, junto con la tipología elegida para los rostros, aproximan el estilo de Bulgarini al de Pietro Lorenzetti. La cavidad circular situada en la zona superior de la tabla pudo albergar alguna reliquia o ser la caja para instalar en ella una gema. La tabla ha sido fechada por Boskovits hacia 1340-1345, en el periodo de madurez del artista.
Mar Borobia