Bosques de cigarras
Charles Burchfield pasó el verano de 1950 dando clases en la Ohio University en Athens y en la University at Buffalo, por lo que Bosques de cigarras pudo ser iniciada en cualquiera de esos dos lugares. El artista decidió retocar esta acuarela en 1959, pero existe una fotografía del estado anterior en la que se evidencian diferencias sustanciales con la obra final tal y como hoy la conocemos.
La acuarela, de gran formato, tan habitual en su producción, intenta evocar el canto de las cigarras, ese misterioso insecto cuyo ensordecedor sonido inunda el aire de las noches del final del verano. La imagen del espeso bosque, que en la mayoría de las obras de Burchfield es enigmática y tupida, se hace todavía más turbia en esta ocasión por los trazos rítmicos del pincel con los que el pintor quiere imitar el sonido repetitivo de las chicharras. Incluso las nubes, con su movimiento ascendente, también podrían evocar el diagrama de un eco.
Paloma Alarcó