Campesina ucraniana
Durante las primeras décadas del siglo XX, en las que el Imperio Ruso vivió un periodo de agitación política que daría lugar a la Unión Soviética, se fraguó un importante renacimiento cultural que acabó con la concepción positivista del mundo y dio paso a los diversos movimientos de vanguardia. En esos años, mientras que algunos artistas viajaron por Europa, el arte francés se daba a conocer a través de exposiciones, como el Salon de la Toison d’Or, organizado en Moscú en 1908, en el que se mostraron pinturas impresionistas y postimpresionistas. Simultáneamente, los artistas comenzaron a volver sus ojos hacia el folclore y las tradiciones populares propias o a fijarse en aspectos de la vida campesina, que tradicionalmente había constituido la base fundamental de la población, y empezaron a plasmar en sus lienzos diferentes epopeyas populares.
En esta Campesina ucraniana, Volodymyr Burliuk nos acerca al mundo y las costumbres del campesinado de las regiones del sur del imperio, hoy Ucrania, a través de un lenguaje colorista y sintético y un estilo derivado tanto del puntillismo de Seurat y Signac como del arte popular. La precisión con la que el pintor representa el estampado del vestido que luce la joven y los collares de abalorios de colores, son consecuencia de su interés por la etnografía propia del lugar.
Paloma Alarcó