Il Bucintoro
La fiesta del Bucintoro, que suscitaba entre los turistas y visitantes que la presenciaban los más variados comentarios, fue pintada a lo largo de su historia por artistas como Leandro Bassano, Gabriel Bella, Francesco Guardi o Canaletto. Bucintoro es el nombre de la galera del dux de Venecia, que en esta tela de Canaletto aparece atracada, entre góndolas y otras embarcaciones, en la Piazzetta. Este gran barco, decorado en rojo y oro, símbolo de la Serenísima, era utilizado para agasajar a huéspedes ilustres y para conmemorar los desposorios de la ciudad de la laguna con el mar el día de la Ascensión. Este día festivo, el dux, acompañado por las autoridades, se dirigía al Lido, donde el patriarca de San Pietro le esperaba para bendecir un anillo que después era arrojado por el dux al mar, simbolizando así los esponsales de la ciudad de Venecia con el Adriático. Los encargados de maniobrar esta inmensa galera eran los obreros del Arsenal, dirigidos por tres almirantes. Una vez finalizada la ceremonia, que incluía una misa, tenía lugar un gran banquete en el palacio. El último Bucintoro fue destrozado por las tropas napoleónicas en 1798 y desguazado en 1824. Precisamente el Bucintoro que pinta en este lienzo Canaletto fue el último que salió del Arsenal. La barcaza fue diseñada por Stefano Conti y decorada por el escultor Antonio Corradini; llevaba en la proa el león, emblema de la ciudad, y la figura de la justicia. El tema de esta singular fiesta, en sus distintas fases, nos ha llegado a través de grabados y de lienzos, como éste que nos ocupa. Esta conmemoración reunía a toda Venecia encabezada por el dux, quien, vestido para la ocasión con brocado de oro, la capa de armiño y el peculiar gorro, salía hacia el mar seguido en procesión acuática por una representación de las autoridades locales, los embajadores y el nuncio pontificio.
El episodio que eligió Canaletto, dentro de los distintos momentos que conformaban la ceremonia, es el regreso de la galera a la dársena de San Marcos. El gran barco, atracado en el puerto y pintado en rojo y dorado, es para el pintor la excusa que le permite ofrecernos otra gran perspectiva de Venecia. La vista recoge, a la derecha de la embarcación, en una acentuada diagonal, la fachada del palacio de los dogos, con el campanile asomando por detrás, y parte de la Riva degli Schiavoni. A la izquierda de la barcaza tenemos, en ángulo, la biblioteca Marciana, la Zecca y los almacenes de grano, junto con una hilera de edificios que nos conducen hasta el Gran Canal, donde encontramos la mole de Santa Maria della Salute con sus características volutas.
La pintura se ha puesto en relación con otra conservada en la abadía de Woburn, en Bedfordshire. Entre ellas existen algunas diferencias, como el encuadre, que en la obra de la abadía británica se extiende un poco más allá de las prisiones, o la posición y el número de barcos que surcan la dársena. A estas disimilitudes hay que añadir el momento de la ceremonia, ya que en la obra de Woburn se recoge justo la salida de la embarcación de la dársena. El lienzo del Museo Thyssen-Bornemisza ha sido considerado por Constable una versión posiblemente autógrafa de una vista cuyo prototipo el historiador localizó en una colección privada británica. Nuestro lienzo contiene todas las características que hicieron famoso al pintor, entre ellas la luz y la atmósfera cálidas y brillantes, que imprime a esta tela, el amplio celaje recorrido por suaves nubes y el grato y vistoso colorido, apoyado en un riguroso dibujo.
Tanto el tema como la composición hicieron fortuna en el repertorio de pintor y entre su clientela, a juzgar por el número de versiones que de él se conocen y que llegan casi a la docena entre las obras originales y las atribuidas a la escuela. Constable, que fue el primero en incluir este Bucintoro en una monografía del pintor, la agrupó, por sus características, junto a otras tres en colecciones privadas.
Il Bucintoro perteneció a varias colecciones privadas en Gran Bretaña. Casi con seguridad estuvo registrado en la colección de Henry Reveley of Bryn, en Gales del Norte, pasando después a la de Hugh John Reveley, y a la de Mrs. Snapper. Subastada en 1961, continuó en el mercado en la galería Agnew’s, para finalmente ingresar en la colección Thyssen-Bornemisza en 1962.
Mar Borobia