Retrato del juez Martin Howard
Aunque no fue un personaje muy popular y, en general, fue tratado duramente por los historiadores, Martin Howard, un apasionado jurista, desempeñó un importante papel tanto en Carolina del Norte como en Rhode Island. Un acta suya promulgada en este último estado en 1765 desencadenó una verdadera revuelta y una multitud encolerizada atacó y saqueó su casa, por lo que se vio obligado a refugiarse en un barco inglés y regresar a Inglaterra. Dos años después, en 1767, Howard regresó a América y, a su llegada, el 26 de agosto, se casó en Boston con Abigail Greenleaf, hija de Stephen Greenleaf, sheriff de Suffolk. Años después regresó a Inglaterra junto a su familia, donde murió en 1782.
Perteneciente al periodo americano del artista, el retrato del Museo Thyssen-Bornemisza, firmado y fechado en 1767, fue probablemente pintado con motivo de su matrimonio. Responde al gusto del retrato oficial dominante en Inglaterra en el siglo XVIII. La pose de Howard, ataviado con la toga de jefe de justicia de Carolina del Norte, cargo para el que fue nombrado en 1767, realza significativamente la figura de este funcionario de la corona británica en tierras americanas. Tanto la utilización del exuberante color rojo como los ricos plegados del atuendo del juez, que destacan sobre los terciopelos azulados de la silla en la que posa, lo alejan de los retratos anteriores del artista.
Paloma Alarcó