El baño de Diana (La Fuente)
Según Alfred Robaut, Corot pintó este cuadro en compañía de Achille Oudinot (1820-1891) entre 1869 y 1870.
Es poco lo que se sabe del pintor Oudinot, discípulo y amigo de Corot, capaz, en sus mejores momentos, de igualar al maestro, pero escasamente conocido y cuyas obras se conservan en su mayoría en Estados Unidos. El comentario de que fue pintado "en compañía de Oudinot", que aparece bajo distintas formas en el catálogo razonado que establecieron Alfred Robaut y Étienne Moreau-Nélaton se presta a distintas interpretaciones, pues su sentido depende enteramente del contexto en el que se sitúe. ¿Significa que Oudinot se hizo cargo de alguna parte del cuadro o que pintó el mismo tema en compañía de Corot? En este caso concreto, teniendo en cuenta los hábitos de ambos artistas, suponemos que se trata del fruto de una sesión con modelo en la que ambos participaron, aunque cada uno ejecutó su propio cuadro.
Por supuesto, a Corot se le conoce más como paisajista -habiéndosele adscrito a menudo, y algo precipitadamente, a la Escuela de Barbizon- que como pintor de desnudos. Este aspecto de su obra ha sido probablemente una de las revelaciones de la exposición retrospectiva de 1996 celebrada en París, Ottawa y Nueva York, aunque sólo pintó una treintena de cuadros de este género, exclusivamente desnudos femeninos, que se conservan casi todos en colecciones públicas.
Gracias a Robaut sabemos que Emma Dobigny, una de las modelos predilectas de Corot, posó para este Baño de Diana. También es conocida por haber posado para Puvis de Chavanne y Degas. Corot la representó en varias de sus obras, la más famosa de las cuales es la Mujer de azul (París, Musée du Louvre), y la apreciaba muy especialmente por su vitalidad, mientras que otros artistas reprochaban a esta joven que no fuera capaz de estarse quieta.
El estilo escasamente anatómico de los desnudos que pintó Corot desconcertó a muchos de sus colegas, entre ellos a Ingres. En cambio, Hippolyte Flandrin considera que Corot expresa en ellos algo que no encuentra en otros pintores contemporáneos suyos. Afortunadamente, el propio Corot aclaró la cuestión, cosa poco frecuente en él, a propósito de La Toilette, paisaje con figura (colección particular), sin duda una de sus composiciones más hermosas del género: "Se dará usted cuenta de lo que me esfuerzo en disimular los puntos de articulación de las clavículas y del esternón, en fundir el modelado de las costillas que se intuye por debajo de los senos; trato de proceder de forma totalmente distinta a la habitual, es decir demostrando ante todo que uno sabe lo que hace. Puesto que no se trata aquí de dar lecciones de anatomía, he de ligar, como lo hace la naturaleza, todas las capas externas del armazón que construye y sustenta el cuerpo, para plasmar únicamente lo que experimento ante estas carnes cuya textura permite intuir la sangre que circula por debajo, al tiempo que reflejan la luz del cielo. En una palabra, al pintar este pecho he de aplicar la misma ingenuidad con que pintaría un bote de leche". Esto explica perfectamente, sin necesidad de añadir comentario alguno, cómo Corot consigue introducir emoción y poesía en un cuadro como éste, aparentemente banal.
Para ser exhaustivos, señalemos que existen tres obras muy similares. Una de ellas se conserva en Moscú, en el Museo Pushkin. Presenta una composición más amplia y luminosa. La modelo aparece en una postura muy parecida, ante un paisaje de bosque: la mano derecha, doblada contra la mejilla derecha, dibuja un delicado ademán. Al fondo a la derecha se avistan dos muchachas. Una de ellas está sentada y le vuelve la espalda desnuda al espectador; la otra, que aparece de frente, está casi en cuclillas. El cuadro de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza podría ser un boceto para esta obra de mayores dimensiones. Las otras dos versiones se conservan en colecciones particulares.
Gérard de Wallens