Santa Catalina
Francesco del Cossa, junto con los pintores Cosmè Tura y Ercole de’Roberti, ambos representados también en la colección Thyssen-Bornemisza, fue uno de los artistas más sobresalientes de las ciudades de Ferrara y Bolonia en la segunda mitad del siglo XV. Conocedor de los trabajos de Piero della Francesca, Donatello y Mantegna, de quienes conservó trazas en su estilo, murió prematuramente en Bolonia a consecuencia de una epidemia de peste.
Esta pareja de tablas se dio a conocer en una breve reseña de August L.Mayer publicada en 1930 en el Burlington Magazine, donde el autor, además de atribuir los temples a Francesco del Cossa, facilitó importantes datos relativos a su procedencia. Así, sabemos que ambas obras formaron parte de la colección de lord Wemyss en Gosford House, Escocia, y que en 1930 fueron propiedad de la galería Heinemann de Múnich. Tres años más tarde Lionello Venturi volvió a hablar de ellas, pero registradas esta vez en Estados Unidos, y en 1934 Roberto Longhi las menciona en la casa Fleishmann de Nueva York. En 1935 ingresaron en la colección Thyssen-Bornemisza, en cuyos catálogos se consignan desde 1937.
Longhi relacionó ambas imágenes con el altar de la iglesia franciscana del convento de la Osservanza, en Bolonia. La tabla central de este altar, con La Anunciación, así como la predela, con La Natividad, se conservan en la Gemäldegalerie de Dresde. Nuestras tablas, según la reconstrucción propuesta por Longhi, enmarcarían la predela con La Natividad. Otros elementos que refuerzan la posibilidad de haber formado parte de este altar son, además de los estilísticos, la arquitectura que rodea a las dos santas, que jugaría con la pintada por Cossa en su Anunciación, y la elección de la figura de santa Clara, apropiada para un altar franciscano. La fecha en la que se data este conjunto del convento de la Osservanza es hacia 1472, año propuesto para nuestras pinturas. El altar se fecha próximo a dos trabajos bien documentados del pintor en Bolonia: su intervención en la iglesia de Santa Maria del Baraccano, de 1472, y el tríptico encargado, en 1473, por Floriano Griffoni para una capilla en la iglesia de San Petronio.
Santa Clara de Asís, fundadora de la orden de las clarisas, erróneamente reconocida como santa Mónica en antiguas publicaciones de la Colección, se identifica por su hábito franciscano, el libro y el tallo de flores que lleva en una mano, mientras que santa Catalina de Alejandría se reconoce por la palma de mártir y el fragmento de rueda dentada. Como si de dos esculturas se tratara, aparecen colocadas delante de hornacinas de piedra, sobre una tarima cuyo canto se decora con motivos clásicos. Mayer llamó la atención sobre la manera en que se construyen los pliegues del brial que santa Catalina coge con una mano, y también subrayó la forma de los halos y su relación con las cabezas; modelos todos muy característicos del hacer de Francesco del Cossa.
Mar Borobia