Jasper F. Cropsey fue uno de los principales paisajistas de la norteamericana Escuela del río Hudson, aunque se educó para ser arquitecto, profesión que ejerció intermitentemente durante toda su vida. Comenzó a exponer en la National Academy of Design de Nueva York, de la que fue elegido miembro en 1844, por el éxito cosechado con los paisajes realizados tras su primera visita al lago Greenwood durante ese mismo año. Allí encontró la naturaleza idílica que deseaba representar, que desde entonces se convirtió en el tema principal de sus pinturas.

Tras su matrimonio con Maria Cooley partió hacia Europa y, de 1847 a 1849, realizó el obligado Grand Tour. En Roma se instaló en el mismo estudio que había ocupado Thomas Cole, un artista que le influyó en los comienzos de su carrera de pintor. A su vuelta, en 1849, abrió un estudio en Nueva York, desde donde viajó a distintos lugares durante el verano. Vivió y trabajó en Londres de 1857 a 1863, donde, como había ocurrido en América, sus paisajes adquirieron una enorme popularidad. En la capital inglesa Cropsey finalizó en 1860 el paisaje más ambicioso de toda su carrera, Otoño en el río Hudson (Washington, National Gallery of Art). Este lienzo, expuesto en la Exposición Internacional de Londres de 1862, le consagró como «el pintor del otoño americano». El estilo pictórico de Cropsey combinaba panorámicas amplias y efectistas, propias del estilo de la Escuela del río Hudson, con un estudio de la luz y de las gradaciones tonales cercanas al luminismo.

A su regreso a América, Cropsey erigió una casa solariega junto al lago Greenwood. Estaba situada cerca de Warwick y construida al estilo de las mansiones victorianas. El artista la bautizó con el exótico nombre de Aladdin. Al final de su carrera su obra perdió prestigio debido a que su estilo minucioso y realista de composiciones un tanto teatrales fue desbancado por los cuadros de menor formato realizados por pintores más jóvenes bajo la influencia de la Escuela de Barbizon. Los problemas financieros derivados de esta situación le llevaron a tener que vender Aladdin y a trasladarse a Hastings-on-Hudson, donde instaló un nuevo estudio que hoy alberga la Newington-Cropsey Foundation.

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