Mujeres atando las cepas
Cross cultivó en sus comienzos una pintura realista sombría y empastada, en la estela de Gustave Courbet y de François Bonvin, que miraba a las tradiciones pictóricas de Holanda y España. Pero a partir de 1883-1884, la influencia de los impresionistas le orientaría hacia el paisaje al aire libre, tratado con una paleta clara y con pinceladas sueltas. Por esta época empezó a frecuentar a Signac, primero, y luego a Seurat, Angrand y Dubois-Pillet, quienes formarían el grupo neoimpresionista.
En 1890, Cross pasó una temporada en Chamouilley, un pueblo del área de Champagne-Ardenne, al este de París, donde pintó una serie de paisajes y escenas campesinas, entre ellos este cuadro. En él domina la influencia de Pissarro, el único de los impresionistas que continuaba la tradición de las paysanneries, aunque sin el sentimentalismo casi religioso de un Millet o un Jules Breton. El interés de Pissarro por los trabajadores del campo no era ajeno a sus ideas anarquistas, que Cross, como Seurat y Signac, profesaría también.
El crítico Fénéon, en 1886, definía así el estilo de Cross: «Una paleta clara, los objetos, los seres indicados con tintas planas y bemolizadas, una factura ligera, una bonita fantasía». Estos colores planos y bemolizados (es decir, rebajados, mezclados con blanco) se despliegan aquí sobre todo en las cofias y en los cuerpos de las campesinas inclinadas bajo el sol. En cambio, el punteado rosa en la masa verde oscuro del árbol responde ya a una aspiración divisionista: plasmar los reflejos luminosos del color complementario que intervienen en una superficie coloreada. La obra se expuso en marzo de 1891 en el Salon des Indépendants, donde también se incluyó el primer cuadro (un retrato de su futura esposa) en el que Cross aplicaba los rigurosos procedimientos neoimpresionistas.
Cross donó esta pintura para una subasta benéfica celebrada en París el 9 de mayo de 1895 a beneficio del pintor Lauzet, que se encontraba enfermo. Décadas después, el cuadro llegaría a formar parte de la Colección Henri Canonne, uno de los grandes mecenas del período de entreguerras.
Guillermo Solana