La Crucifixión
Esta Crucifixión de Bernardo Daddi, procedente de una colección privada florentina, fue adquirida en 1972. Su historia ha podido rastrearse desde finales del siglo XVIII, cuando, según todos los indicios, perteneció al pintor y coleccionista italiano Lamberto Cristiano Gori. Su compra para la colección Thyssen-Bornemisza fue objeto, en 1973, de un interesante comentario de Federico Zeri. Este crítico relacionó nuestra tabla con otra conservada en una colección privada inglesa en la que se representaba La Virgen y el Niño y que, según su criterio, constituía el ala derecha de un díptico que cerraba a la izquierda con esta Crucifixión. Diez años más tarde, Miklós Boskovits vinculó «esta deliciosa tabla» de Daddi con otra pintura que también representaba a La Virgen y el Niño acompañados por cuatro santos, conservada en el Musée des Beaux-Arts de Nantes, y que proponía, a diferencia de Zeri, como la hoja derecha de un díptico desmembrado.
Bernardo Daddi eligió un esquema sencillo para esta Crucifixión, que repitió, con ligeras variaciones, en otros trabajos. Aquí Cristo, en la cruz y nimbado, marca un pronunciado eje vertical a cuyos lados se han instalado dos de los tradicionales grupos que acompañan el episodio. A la derecha, en dos filas, con una evidente isocefalia, encontramos a los soldados romanos que identificamos por los cascos, al centurión que eleva un brazo señalando al Redentor y a un cuarto personaje con túnica amarilla que puede simbolizar a los fariseos. Daddi contrapone a este grupo de carácter civil y militar, otro sagrado que coloca, a nuestra izquierda y a la derecha de Cristo. Entre estas figuras llama la atención la Virgen, de perfil, desplomada en los brazos de san Juan Evangelista y asistida por una de las santas mujeres. También destaca la Magdalena, arrodillada a los pies de la cruz, abrazando la base del larguero por donde todavía cae la sangre y que con su actitud subraya uno de los momentos más dramáticos de la Pasión.
La pintura enlaza, por el tema y las dimensiones, con la producción que salió del taller de Bernardo Daddi y que estuvo destinada a la devoción privada. El carácter intimista de estas composiciones, re - sueltas, como en este caso, con un colorido brillante y limpio, hicieron famoso a este artista, que tuvo que hacer frente a la demanda de una clientela que solicitaba este tipo de imágenes.
En la reconstrucción propuesta por Boskovits, con la tabla conservada en el Musée des Beaux-Arts de Nantes, encontramos puntos en común, además de las dimensiones del soporte y la estructura del marco, en la proporción que guardan las figuras y en la decoración dorada de los halos de los personajes. Nuestra pintura se ha fechado en una etapa temprana de la actividad del artista y en ella se han valorado, para su datación, aspectos como los motivos empleados en el oro, la representación de la Virgen María y la disposición del grupo donde encontramos a los soldados romanos; todo ello enlaza con los primeros trabajos del artista florentino. La tabla conserva su marco original.
Mar Borobia