Stuart Davis sintetizó a la perfección las nuevas ideas artísticas que venían de Europa con el espíritu de la sociedad norteamericana. Tomó elementos del lenguaje cubista para crear unas obras inspiradas en la vida de la metrópoli que se convirtiesen en un arte nuevo americano y que fuesen el equivalente en pintura de lo que el jazz había supuesto para la música. Su padre era el editor artístico del The Philadelphia Press, por lo que pudo conocer a otros artistas que trabajaban allí, como Robert Henri y John Sloan.

Entre 1909 y 1912 estudió en Nueva York con Henri y un año después fue uno de los artistas más jóvenes que expuso en el Armory Show. Hasta ese momento sus pinturas tomaban la paleta oscura y la pincelada gruesa de su maestro y el resto de la Ashcan School, pero el impacto de las obras expuestas en esta mítica exposición hizo que, a partir de entonces, su interés se centrase en experimentar con las nuevas tendencias artísticas. En un primer momento se interesó por el postimpresionismo para decantarse, a partir de la década de 1920, por el vocabulario del cubismo sintético, que aplicaba a la representación de productos comerciales americanos, como la serie dedicada a los paquetes de cigarrillos. En estas obras de fuertes colores, los planos pictóricos se solapan imitando, en cierto modo, el efecto del collage. En torno a 1927 sus composiciones tendieron hacia una mayor abstracción y realizó una serie de bodegones de planos geométricos superpuestos que tenían como elemento común una batidora de huevos.

Tras una estancia en París en 1928, colaboró con numerosas organizaciones que defendían los intereses de los artistas durante la crisis económica que asoló Estados Unidos. Desde 1931 Davis dio clases en la Art Students League, y a partir de 1934 representó un importante papel en la Artists Union, de la que fue presidente y editor de su publicación Art Front. Sus composiciones de ese momento, en las que se hizo cada vez más evidente la influencia del jazz, se tornaron más complejas y adquirieron unas mayores dimensiones. De hecho en este momento, Davis recibió numerosos encargos para murales, como el de WNYC Municipal Broadcasting Company de Nueva York en 1939. La ciudad moderna continuó siendo la protagonista de sus obras, salvo durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, en que se inclinó por temas de la naturaleza.

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