La corona de margaritas
La evolución programática de la pintura de Maurice Denis puede cifrarse en la fórmula que él mismo eligió como subtítulo de la recopilación de sus escritos críticos y teóricos: Du symbolisme et de Gauguin vers un nouvel ordre classique. El encuentro con el arte italiano ocupa un lugar clave en esa evolución. En el otoño de 1895, Denis viajó por primera vez a Italia y recorrió la Toscana y la Umbría acompañado por su amigo Sérusier. Desde entonces volvería a aquel país con frecuencia, enamorado de sus museos y de sus paisajes.
Pero antes aún de visitar Italia, en su célebre manifiesto Définition du néo-traditionnisme (1890), Denis había evocado a los primitivos italianos como ejemplo de un modo de ver la naturaleza contrapuesto a la tradición naturalista posterior. Allí se refiere en concreto a Fra Angelico y a una obra de Ghirlandaio que se encuentra en el Musée du Louvre, el famoso Retrato de anciano con su nieto. En el cuadro de Ghirlandaio, el niño de bucles rubios eleva su mirada hacia el anciano y pone su mano sobre él en un profundo gesto de afecto; ambas figuras aparecen ante una ventana, a través de la cual se divisa un sereno paisaje. Algo de esa imagen íntima y misteriosa reaparece en la pintura de Denis. Padre de una familia numerosa, el pintor representó muchas veces a sus propios niños en su obra. En este caso, la niña se inspira probablemente en su hija Bernadette (nacida en abril de 1899). La escena que protagoniza, espontánea y a la vez revestida con la solemnidad de una ceremonia simbólica, plasma perfectamente la concepción que Denis tenía del arte como «santificación de la naturaleza».
La corona de flores, y en concreto de margaritas, que da título al cuadro, es un motivo frecuente en la pintura de Denis, asociado siempre a las figuras de jóvenes doncellas. Aparece en los cuadros Figuras en un paisaje de primavera (el bosque sagrado, 1897 y en Primavera virginal, 1899). En el friso El amor y la vida de una mujer, el panel titulado La corona de esponsales, 1901 muestra a dos muchachas que van a poner una corona de flores sobre la cabeza de otra muchacha dormida. En fin, encontramos una nueva versión del mismo tema en uno de los paneles (titulado precisamente La corona de flores) que Denis pintará para el comedor de Gabriel Thomas, titulado La eterna primavera, 1908. La corona de esponsales consagra a la doncella como prometida, y señala así el rito de paso entre la edad de la inocencia y la de la experiencia.
Dejando atrás las audacias de su época Nabi, los colores de Denis se han vuelto suavizados y nacarados. Los vestidos de la joven y la niña, por otra parte, aparecen moteados con diversos matices del rosa dominante. Denis ya había utilizado el punteado en su pintura hacia 1889-1891, cuando también lo hacía Vuillard (con quien Denis compartió estudio por entonces). Más allá de la afinidad superficial con el Divisionismo, se trata de un recurso decorativo para avivar las superficies de color.
Guillermo Solana