Paisaje en los alrededores de Chatou
Al concluir el servicio militar en septiembre de 1904 Derain volvió a Chatou donde vivía con sus padres, y alquiló un estudio. Chatou era una pequeña localidad suburbana al norte de París en la que Degas, Renoir y otros impresionistas habían practicado la pintura de paisaje. Allí Derain volvió a encontrarse con Maurice de Vlaminck, a quien ya conocía desde 1901, y durante el invierno de 1904-1905 ambos artistas salieron frecuentemente a pintar paisajes juntos. Durante ese invierno Matisse, que formaba parte del equipo organizador del nuevo Salon des Indépendants, les propuso que participaran en la edición de marzo de 1905. Fue también Matisse quien en febrero de 1905 presentó a Derain el marchante Vollard, quien compró al joven artista todos los cuadros pintados hasta entonces en Chatou.
Paisaje en los alrededores de Chatou pertenece a la serie de paisajes pintados por Derain en ese invierno que fue decisivo para su futura carrera profesional y en el que se estaba constituyendo el pequeño grupo de artistas que, un año más tarde, sería conocido como el de los fauves. Como en otros paisajes pintados ese invierno, el artista ha escogido como punto de vista una pequeña elevación en el terreno. Un grupo de árboles, situado en primer término, paralelamente al plano pictórico, actúa como una especie de pantalla a través de la cual se ve, en término medio, un grupo de casas, luego el río y más allá la llanura cultivada. El horizonte es muy alto y prácticamente no se ve el cielo. La ejecución es muy somera y directa, anticipándose a lo que será una de las características distintivas del estilo fauve.
La paleta de este cuadro se apoya sobre todo en tonos fríos, azules y verdes. En contraste con los colores más puros y encendidos que pueden observarse en las obras pintadas por Vlaminck y por el propio Derain en ese invierno, el pintor pone en juego aquí unas tonalidades relativamente matizadas. De los dos grandes maestros post-impresionistas más admirados por Derain en ese período, Cézanne y Van Gogh, es sobre todo el primero el que parece haber estado en la mente del artista en esta ocasión. Junto a la influencia de Cézanne, puede verse también una referencia a los Nabis por la búsqueda de «planaridad» y por el efecto de cloisonné abierto que producen las líneas de las ramas desnudas de los árboles al recortar el paisaje del fondo. Derain usa frecuentemente este efecto en los paisajes de Chatou. A propósito de estas referencias conviene recordar que en el Salon d'Automne de 1904 se había dedicado una sala individual a Cézanne con cuarenta y dos obras, y que en noviembre y diciembre la Galerie Druet había organizado una amplia exposición de Maurice Denis con ochenta y cinco obras. Paisaje en los alrededores de Chatou pone de manifiesto el impacto reciente de estas exposiciones sobre el joven Derain.
Tomàs Llorens