La lapidación de san Esteban
El martirio de san Esteban, su presencia ante el sanedrín y la falsa acusación con la que fue denunciado están recogidos en los Hechos de los Apóstoles. Los Evangelios nos facilitan algunos detalles sobre el martirio de este santo. Así, sabemos que le sacaron de la ciudad y le apedrearon, que los testigos depositaron sus mantos junto a los pies de un joven llamado Saulo (san Pablo), quien, además, aprobaba su muerte, y por último, que mientras le apedreaban, él oraba de rodillas. El argumento de esta pintura se ajusta al pasaje bíblico: la escena tiene lugar a las afueras de Jerusalén; el santo, en medio de sus verdugos, está de rodillas, orando, y sentado de espaldas, en primer término, vemos la figura de un joven con mantos, que identificamos con Saulo. San Esteban, al que se reconoce en la pintura por su dalmática de diácono, fue el primer mártir cristiano.
Desde que este óleo fue dado a conocer por Roberto Longhi, en 1934, ha estado adscrito, indistintamente, a Dosso o a Battista Dossi, o se ha considerado una obra de colaboración, como apuntó Felton Gibbons en su monografía de 1968. El estilo similar en el que trabajaron los dos hermanos, así como la colaboración que llevaron a cabo, hacen difícil, en muchas ocasiones, y ésta es una de ellas, diferenciar la personalidad de uno y de otro. Sobre este lienzo se han resaltado varios aspectos interesantes. Longhi, por ejemplo, comentó la deuda que las figuras de los verdugos tenían con Rafael y Giulio Romano, y las trazas flamencas, concretamente de Patinir, del paisaje. Gibbons analizó las figuras, pequeñas en comparación con el entorno, considerándolas de Battista, y asignó a Dosso el paisaje. La huella del arte flamenco en la elaboración del fondo, así como la importancia que se concede a la naturaleza, están también presentes en otras pinturas de Dosso, como el Paisaje con santos, del Museo Pushkin de Moscú.
La pintura, en el estudio de Alessandro Ballarin y en la exposición monográfica dedicada a Dosso Dossi, se publicó como obra de Battista. Sin embargo, David Ekserdjian, cuando la comentó en 1988, la consideró de Dosso.
El lienzo perteneció a la colección berlinesa Gottschewski. En la década de 1960 está documentado en Hamburgo, en la colección Ruth Nottebohm, y de allí pasó a Estados Unidos, donde estuvo en el mercado de arte en 1968. Finalmente fue adquirida, en 1973, a una galería de Nueva York.
Con gran dificultad, se ha intentado identificar este óleo con una obra de igual tema y autor, Dosso Dossi, que figuró en el inventario de Alessandro d’Este, de 1624. También se ha mencionado la posibilidad de que hubiera pertenecido a la colección del cardenal Ludovico Ludovisi, inventarios de 1623 y 1633, y a la colección romana Falconieri. Sin embargo, la vaguedad de las descripciones en estos inventarios hace muy difícil su completa identificación.
Mar Borobia