Alberto Durero
Hijo de un orfebre, del que aprendió la meticulosidad y exactitud de su oficio, se formó como pintor y como grabador en el taller de Michael Wolgemut. Durante sus años de aprendizaje, el joven Durero copió y estudió los grabados de Martin Schongauer que le causaron una profunda impresión. En 1490, una vez acabada su instrucción, viajó por el Alto Rin y visitó Colmar, Estrasburgo y Basilea, siendo de esta época sus ilustraciones para La nave de los locos de Sebastian Brant. En 1494 estaba de nuevo en Núremberg, donde contrajo matrimonio con Agnes Frey, hija de un orfebre local, emprendiendo poco después un corto viaje a Venecia, y abriendo al año siguiente, en 1495, su propio taller. En esos años Durero se acercó a los círculos de los eruditos humanistas de Núremberg, e inició una larga amistad con Willibald Pirckheimer. De esta etapa, la más productiva de su carrera, es la serie de grabados de El Apocalipsis (1498), La Adoración de los Magos (1504) en la Galleria degli Uffizi y el Altar Paumgärtner (1504) en la Alte Pinakothek de Múnich. Entre 1505 y 1506 realizó un segundo viaje a Venecia, esta vez en calidad de artista de renombre, conociendo a importantes personalidades de la ciudad, como Giovanni Bellini. Allí ejecutó La fiesta del Rosario en la Národní Galerie de Praga, y un interesante conjunto de acuarelas, y se interesó por los problemas teóricos de la proporción. Sus experiencias venecianas se encuentran recogidas en sus interesantes cartas a Pirckheimer. En 1512 Maximiliano I le llamó para realizar, entre otros trabajos, el diseño de un Arco de triunfo, prolongándose sus encargos al artista hasta 1519. En 1513 se fechan los grabados El caballero, la Muerte y el diablo y San Jerónimo en su celda; de 1514 es La Melancolía I. En 1520, con el deseo de que el nuevo emperador, Carlos V, le renovase su pensión, viajó a los Países Bajos. Las impresiones que este nuevo viaje le causaron las dejó anotadas y dibujadas en el primer diario de este tipo que se conoce. Entre las ciudades que visitó con honores se cuentan: Amberes, Bruselas, Brujas y Gante. A su regreso a Núremberg continuó grabando y pintando; de esa época son Los cuatro apóstoles de la Alte Pinakothek de Múnich. De su actividad como teórico del arte dejó El tratado de la medida (1525) y Los cuatro libros de las proporciones del cuerpo humano (1528). Se le considera la máxima figura del Renacimiento del norte de Europa. Su obra causó un gran impacto entre sus contemporáneos y en las generaciones siguientes. En su taller se formaron algunos de las artistas alemanes más importantes del siglo XVI, como Hans Suess von Kulmbach, Hans Baldung Grien, Wolf Traut, Hans Leonhard Schäufelein y Hans Springinklee.