Cristo en la Cruz
A su retorno a Amberes tras su estancia en Italia, Anton van Dyck pintó varias Crucifixiones destinadas a diversas iglesias de la ciudad. En relación con esos cuadros de altar pintó otros de tamaño menor en los que, prescindiendo de las figuras auxiliares, se representa sólo a Cristo en la cruz. Destinadas probablemente a la devoción privada, estas imágenes se concentran en la soledad del Redentor en el momento de su agonía, cuando se queja del abandono de su Padre.
Varias versiones de esta composición se consideran obras de taller o de escuela. La versión autógrafa de referencia es la que se conserva en el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes. De ella sabemos que fue realizada por Van Dyck en 1627 para el prior del convento de los agustinos de la ciudad.
La versión que aquí se muestra fue publicada por primera vez en 1930, por G. Glück, quien la consideraba autógrafa. La bibliografía posterior ha seguido por regla general esta opinión. Así por ejemplo, Larsen (1988) comenta su carácter abocetado, «lo que confirma su autenticidad». Sin embargo, el autor anónimo de la ficha correspondiente a este cuadro en el catálogo de la subasta de Sotheby's, de 1995, la describía como «Círculo de Sir Anthony van Dyck» diciendo que «aunque la atribución tradicional a Anthony van Dyck nunca se ha puesto en duda en la literatura, muchos de los estudiosos contemporáneos de Van Dyck no la aceptan; varios de ellos prefieren una atribución a Jean Boeckhorst, a quien Michael Jaffé la atribuye firmemente». Sin embargo, la atribución de Jaffé a Boeckhorst no parece haberse publicado. Tampoco parece constar en ningún informe inédito, según se dice en una carta de Sotheby's al Museo Thyssen-Bornemisza fechada el 25 de junio de 2001.
Examinada la obra en el taller de restauración del Museo Thyssen-Bornemisza en agosto de 2001, se descubrieron restos, visibles a simple vista, de una composición anterior, que resulta legible si se gira la tabla noventa grados. Se trata de fragmentos de un boceto a pincel, en el que puede verse una figura entre dos animales en un bosque o grupo de árboles.
El hecho de que el autor de esta Crucifixión haya utilizado una tabla en la que se encontraba esbozado ya otro tema, sin llegar a cubrir totalmente el dibujo de la composición anterior, confirma lo que su factura nerviosa y rápida sugiere, a saber, que se trata de un modello o estudio destinado a no abandonar nunca el taller, y demuestra el carácter original y no derivativo de la obra. Debe pues mantenerse la atribución tradicional a Van Dyck y, de acuerdo con lo que se ha dicho, su fecha debe ser aproximadamente la misma que la de la versión de Amberes, es decir 1627.
Tomás Llorens