Retrato de Jacques Le Roy
Este Retrato de Jacques Le Roy está realizado en los años que Van Dyck pasó en Amberes a caballo entre su estancia en Italia y su segundo y definitivo viaje a Inglaterra. Entre los géneros que cultivó, fue el del retrato aquel en el que consiguió sus mayores logros y reconocimientos. Sus fórmulas retratísticas se encontraban ya plenamente formadas durante su estancia en Génova. En sus lienzos de nobles genoveses sustituyó la espontaneidad de sus clientes flamencos por una presentación en donde la elegancia, el refinamiento y el porte esbelto de los modelos fijaban un tipo que el artista llevaría a su más alta distinción durante su segunda estancia en Inglaterra. Aisladas o en parejas, estas imágenes, muy cuidadas en sus aspectos compositivos y en sus actitudes, se asientan sobre un dibujo correcto y exhiben unas proporciones alargadas que les confieren un toque de finura y delicadeza. Van Dyck tuvo la capacidad de pintar a sus modelos más desfavorecidos con belleza y gracia sin perder el parecido, cualidades difíciles pero apreciadas en los círculos cortesanos donde se desenvolvió el artista. Este hecho ha llevado en ocasiones a tildar estas telas de aduladoras hacia su distinguida clientela, aunque también es cierto que alguno de sus comitentes se quejó por no estar lo suficientemente favorecido en el lienzo.
Jacques Le Roy fue un notable funcionario vinculado a la administración española en los Países Bajos. Ocupó un puesto relevante dentro de la gestión militar, fue miembro de la Cámara de Cuentas de Brabante, primero en calidad de consejero y en 1632 como presidente. Un año antes de la fecha del retrato, Le Roy consiguió el señorío de Herbaix. El personaje fue identificado gracias a un grabado de Adriaen Lommelin que reproduce el cuadro. En esta ilustración se incorpora en su parte baja una inscripción con el nombre del personaje, otros méritos y la fecha de ejecución del cuadro de Van Dyck. El grabado fue publicado por Gillis Hendricx en 1654 y posteriormente en 1759. En este grabado la figura aparece invertida respecto al lienzo, simplificándose el fondo en el que incluye en el ángulo superior izquierdo un escudo. Sin embargo, entre la imagen en papel y el óleo se perciben algunas diferencias como la posición de la cabeza, que en el grabado adquiere una orientación más frontal. Este diseño, además, nos permite distinguir sin dificultad parte de la hechura de los pantalones del traje y de la media que cubre la pierna del personaje y que en el lienzo del Museo Thyssen-Bornemisza son difíciles de diferenciar por el color y oscurecimiento de esta zona.
El cuadro que comentamos contiene rasgos distintivos del segundo periodo de Van Dyck en Amberes, en el que se exteriorizan trazos de su paso por Italia. La forma en que está colocada la figura, el tono distinguido que desprende su postura, en la que la cabeza y manos adquieren un protagonismo absoluto, nos remiten a sus ejemplos genoveses. Incluso el detalle de la ampulosa cortina encarnada, que sirve de fondo y que contrasta con el rojo intenso de la tapicería de la silla sobre la que se acomoda el personaje, fue un recurso del que se valió también el artista en sus años italianos.
Van Dyck retrató también, de cuerpo entero, al hijo natural de Jacques Le Roy, Philippe, así como a su prometida, Marie de Raet, lienzos ambos datados en la misma etapa que el del padre y expuestos en la Wallace Collection de Londres. Esta coincidencia ha llevado a suponer que pudo ser precisamente Philippe el que encargara el retrato paterno a Van Dyck, hipótesis formulada por Göpel y recogida por Ebbinge Wubben. Esta tesis se formula apoyada por el hecho de que no se conoce la pareja femenina del lienzo del Museo, óleo en el que Philippe posiblemente, como hijo natural, no estuviera interesado.
La pintura, que ingresó en la colección Thyssen-Bornemisza antes de 1930, fue adquirida a la galería J. & S. Goldschmidt, con sedes en Berlín, Frankfurt y Nueva York. La primera referencia que sobre ella se tiene se remonta a 1791, cuando fue subastada en Amberes, procedente de la Colección Peytier de Merchten. La pintura pasó de Amberes a Gran Bretaña, al marchante londinense William Buchanan, donde fue adquirida por John Cust, segundo barón Brownlow, siendo heredada entre generaciones de la familia, hasta que el sexto barón Brownlow la puso en venta en 1929. Durante su estancia en el Reino Unido participó en dos exposiciones, una en 1829, en la British Institution, y la segunda en 1893, en la Royal Academy of Arts.
De este lienzo se conserva una copia antigua en el Musée des Beaux Arts de Valenciennes.
Mar Borobia