El título dado por Max Ernst a esta pintura — Sin título. (Dadá)— no ofrece lugar a dudas sobre su adscripción a este movimiento. El artista, que llegó a autodenominarse «Dadamax Ernst», fue uno de los protagonistas del foco dadaista de Colonia junto al artista y poeta vinculado al partido comunista Johannes Baargeld y al artista experimental Hans Arp. Ahora bien, el lienzo está fechado alrededor de 1922 o 1923, cuando Ernst ya se había traslado a París, donde pronto entraría a formar parte del grupo surrealista, entonces en plena époque des sommeils.
La progresión natural del dadaísmo al surrealismo se hace muy evidente en esta pintura de Ernst. Un personaje vuelto de espaldas se sitúa frente a una gran espiral en una estancia en la que aparecen varios objetos flotantes disparatados. Cada detalle está representado de forma realista pero, vista en su integridad, la composición contiene una discontinuidad inexplicable. Al sacar de su contexto los diferentes elementos no sólo se crean nuevas formas sino que se consiguen significados fantásticos y extraños. A pesar de tratarse de un óleo, Ernst aprovecha los recursos que le ofrecía el collage. Entre 1918 y 1924 el artista explotó al máximo la utilización satírica de esta técnica con una mordacidad cercana a los fotomontajes de John Heartfield y George Grosz.
Paloma Alarcó