Richard Estes
Kewanee, 1932
Richard Estes fue uno de los fundadores del hiperrealismo, también llamado fotorrealismo. Esta corriente pictórica, que surgió en Estados Unidos a finales de la década de 1960, se caracterizó por su interés por captar la realidad tomando como modelo la imagen fotográfica y por aspirar a una nitidez absoluta, de mayor precisión que la del ojo humano.
Entre 1952 y 1956 estudió en el Art Institute of Chicago y, tras finalizar su formación, comenzó a trabajar para diversas agencias de publicidad y empresas del mundo editorial. En 1959 se trasladó a Nueva York, donde trabajó como ilustrador y diseñador y se familiarizó con el mundo de la fotografía. Tras ahorrar el dinero suficiente, Estes dejó de trabajar y viajó por España en 1962. En 1967 enseñó algunas de las obras realizadas durante su viaje a Allan Stone, que presentaría su primera exposición individual en su galería en 1968. En apenas tres años, su obra era conocida en Estados Unidos y en Europa.
Manhattan se convirtió en su tema preferido y con el tiempo otras ciudades del mundo también pasaron a ser objeto de sus obras. A pesar de que admiraba a Edward Hopper, sus paisajes urbanos se distanciaron de los de éste, pues evitaban las escenas nocturnas y cualquier elemento narrativo o emocional. La luz de sus lienzos, por el contrario, busca aquellos momentos más brillantes del día, sintiéndose especialmente atraído por las superficies metálicas, los cristales y los espejos, que le permiten recrearse en las imágenes deformadas de sus reflejos. Aunque se acercan mucho a la visión del mundo que aporta una fotografía y Estes se basa en ellas paras sus composiciones, no las utiliza para imitar la realidad, sino para reconstruirla con una nitidez mucho mayor que la que permite la observación directa.
En la actualidad vive y trabaja en Nueva York.
Entre 1952 y 1956 estudió en el Art Institute of Chicago y, tras finalizar su formación, comenzó a trabajar para diversas agencias de publicidad y empresas del mundo editorial. En 1959 se trasladó a Nueva York, donde trabajó como ilustrador y diseñador y se familiarizó con el mundo de la fotografía. Tras ahorrar el dinero suficiente, Estes dejó de trabajar y viajó por España en 1962. En 1967 enseñó algunas de las obras realizadas durante su viaje a Allan Stone, que presentaría su primera exposición individual en su galería en 1968. En apenas tres años, su obra era conocida en Estados Unidos y en Europa.
Manhattan se convirtió en su tema preferido y con el tiempo otras ciudades del mundo también pasaron a ser objeto de sus obras. A pesar de que admiraba a Edward Hopper, sus paisajes urbanos se distanciaron de los de éste, pues evitaban las escenas nocturnas y cualquier elemento narrativo o emocional. La luz de sus lienzos, por el contrario, busca aquellos momentos más brillantes del día, sintiéndose especialmente atraído por las superficies metálicas, los cristales y los espejos, que le permiten recrearse en las imágenes deformadas de sus reflejos. Aunque se acercan mucho a la visión del mundo que aporta una fotografía y Estes se basa en ellas paras sus composiciones, no las utiliza para imitar la realidad, sino para reconstruirla con una nitidez mucho mayor que la que permite la observación directa.
En la actualidad vive y trabaja en Nueva York.