El hombre blanco
En julio de 1906, Feininger se marchó de Berlín para iniciar una larga estancia en París. Como había trabajado como caricaturista para una serie de revistas alemanas predominantemente satíricas o de humor, parece natural que volviera a moverse por los círculos literarios y periodísticos. Entre las revistas parisinas con las que colaboró, cabe citar Le Témoin, fundada ese mismo año por Dagny Björnson-Langen y el diseñador Paul Iribe. Una de estas ilustraciones era un dibujo, idéntico por su composición a El hombre blanco, titulado «Les regrets de M. Hearst» («Las lamentaciones del Sr. Hearst»), que se publicó en uno de los primeros números de Le Témoin en el otoño de 1906.
Un año más tarde, en el otoño de 1907, terminó en París El hombre blanco, que incorpora los más mínimos detalles de este dibujo. Es una de las primeras pinturas en las que Feininger trata el tema de la figura humana. En una carta que escribió al poco de llegar a París, el artista afirmaba que estaba decidido a dedicarse en adelante más a la pintura y menos al dibujo y a la caricatura. A juzgar por una antigua inscripción, el artista consideraba que éste era el segundo cuadro de su etapa parisina, con lo que probablemente quería decir que era el segundo cuadro que había pintado sobre lienzo, aparte de una serie de paisajes impresionistas de pequeño formato que había hecho anteriormente aquel mismo año.
El título que se le dio al dibujo publicado ha suscitado muchas conjeturas con respecto al significado del cuadro, pero es casi seguro que se lo diera el director de la revista. Aunque la figura del hombre de traje blanco, con sombrero y pipa, bien pudiera sugerir la imagen de un magnate de la prensa norteamericana, es muy poco probable que Feininger pretendiera hacer un retrato de su compatriota William Randolph Hearst. Es más plausible la tesis de que el «hombre blanco» fuera un autorretrato satírico. Existe un innegable parecido entre el larguirucho personaje, de piernas largas y enormes pies, y la representación que el artista hace de sí mismo en el diario Chicago Sunday Tribune (29 de abril de 1906), en la presentación del nuevo «suplemento cómico» del periódico, The Kin-der-Kids. Por otra parte, Ulrich Luckhardt, el autor que más recientemente ha escrito en profundidad sobre Feininger, subraya que no existen «datos fehacientes» que demuestren que el artista pintara El hombre blanco como un autorretrato.
Debido a la diferencia de tamaño entre las dos figuras, es fácil que pase desapercibido el «hombre negro» más pequeño representado en último término, corriendo entre las piernas de la figura principal que camina manifiestamente a grandes zancadas, como dispuesta a distraerle o confundirle. Sin embargo, si hay que dar algún crédito a la teoría de que el «hombre blanco» es un autorretrato del artista, el «hombre negro» sería seguramente una especie de alter ego, que representaría tal vez el lado oscuro de su personalidad. En otras obras de Feininger de estilo similar, por ejemplo en el dibujo a tinta titulado Melancolía, de 1911, se pone de manifiesto que los dibujos y las caricaturas de la época anterior a la guerra tenían a veces una carga psicológica más profunda.
Como señala Luckhardt, el fondo sobre el que están pintadas las figuras representa un lugar concreto de París: una vista de la rue Clovis, con la característica silueta de la Tour Ste.-Geneviève en segundo término. Se basa en uno de los «apuntes del natural» de rápida ejecución, un estudio a lápiz fechado el 8 de noviembre de 1906 y en el que Feininger capta con gran fidelidad todos los detalles arquitectónicos.
Peter Vergo