Paisaje con una granja y un puente
A lo largo de su carrera Govert Flinck se concentró sobre todo en dos géneros: la pintura de historia y el retrato, ambos bien considerados y retribuidos, que le reportaron celebridad y buenos ingresos. Dentro de la pintura de historia ilustró temas del Antiguo y Nuevo Testamento, mitológicos y profanos, aunque también en su producción encontramos estudios con figuras. En la monografía que Moltke le dedicó al artista tan sólo se registran dos paisajes autógrafos, y se rechazan otros cinco entre los que se encuentra esta tabla. Sin embargo, sabemos por antiguos inventarios realizados en Amsterdam, un poco antes de mitad de la década 1650, que al pintor se le atribuían cuadros con este género.
Esta pintura se dio a conocer a la crítica en 1927, cuando fue subastada en Londres. En el catálogo de la subasta figuró como un trabajo próximo a alguno de los colaboradores de Rembrandt. En 1934, y después de pasar en este intervalo por dos propietarios más, fue subastada de nuevo, pero esta vez en Lucerna, donde se catalogó como obra de Flinck y se registró como un óleo firmado. En ese año fue adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza a la galería Böhler & Steinmeyer de Lucerna. En el catálogo de la Colección de 1969, Ebbinge-Wubben, encargado del comentario de la tabla, cuestionó ya su atribución. Este historiador tomó como referencias para su comparación los fondos de las pinturas de Flinck. Concretamente confrontó esta escena con la que aparece en Mercurio, Argos e Io del Rijksmuseum de Amsterdam y, tras su análisis, consideró que una atribución a Flinck no era muy convincente y que el paisaje, por sus características, estaba pintado bajo la fuerte influencia de Rembrandt en los años cuarenta.
Gaskell tras estudiar la historia de la pintura y las referencias que sobre ella existían, prefirió dejarla con cautela atribuida al artista. Este crítico subrayó varios hechos significativos con respecto al óleo. El primero, que dos pinturas con paisajes habían sido adscritas al catálogo del pintor: una en Boston, Paisaje con un obelisco, y la otra en el Louvre, Paisaje con un puente y ruinas, siendo ambas un motivo de peso para reconsiderar el tema del paisaje en la carrera de Flinck. El segundo, la afición de los pintores de Haarlem durante los años treinta a las vistas tonales; y el tercero, los paralelismos que existen entre esta obra y otra de Isack van Ostade, Paisaje con un puente, que abren la posibilidad de una vinculación de la pintura con la ciudad de Haarlem.
Mar Borobia