Carrera libre de caballos
Théodore Géricault procedía de una familia acomodada de la ciudad de Ruán que se trasladó a París en 1796 por motivos relacionados con la actividad profesional del padre. Géricault, que no fue un estudiante modelo, había manifestado cierta habilidad hacia el dibujo, concretamente de caballos. En París decidió tomar clases con Carle Vernet, especialista, entre otros asuntos, en temas ecuestres. Años más tarde comentaría en relación al maestro que: «Uno solo de mis caballos habría devorado a seis de los suyos». En 1810 está en el estudio de Pierre Guérin, donde, debido a su entusiasmo por el color, cuya fuente era Rubens, así como por los fuertes empastes, se le conocía con los apodos de le pâtissier y le cuisinier de Rubens ; durante esta etapa también frecuentó las galerías del Louvre para copiar a los grandes maestros. El interés por los caballos, que está muy presente en toda su obra, se manifiesta no sólo en dibujos, sino también en sus primeras pinturas, como la que presentó en 1812 al Salon, titulada Oficial de la Guardia Imperial a caballo, un gran lienzo conservado en el Musée du Louvre, con el que obtuvo una medalla y en el que se refleja la huella de Gros. El cuadro, que fue alabado y por el que se le consideró un buen pintor de retratos ecuestres, presenta un militar sobre un encabritado caballo con la espada en la mano y en una posición forzada en la silla. Dos años más tarde, volvió a presentar en el Salon otro cuadro de inspiración militar: El coracero herido, también en el Musée du Louvre, pero en esta ocasión el hombre, pie en tierra, sujeta por las bridas a un potente caballo que alza con agitación la cabeza.
En 1816 Géricault decidió viajar a Italia, donde en un principio había planeado pasar dos años; en octubre se encuentra en Florencia y en noviembre en Roma. Allí presenció durante el carnaval, en el mes de febrero de 1817, la carrera de sementales del Corso, conocida como el Corso dei Barberi. De esta fiesta, por la que se sintió fascinado, nos han llegado varios estudios y numerosos dibujos donde el pintor trabajó distintos momentos del episodio pero que no llegó a plasmar definitivamente en el lienzo. En el estudio del Museo Thyssen-Bornemisza se presenta a un caballo ganador, brioso, con el lomo cubierto por una tela verde y oro amarrada con una cincha y conducido, con energía, por un mozo que enarbola una bandera amarilla. Géricault ha recogido aquí una de las fases finales de la competición, donde un joven, vestido a la manera tradicional romana, pasea triunfal por los alrededores del circuito al caballo vencedor. Con este mismo motivo se conocen dos dibujos: uno a carboncillo y otro a lápiz, conservados en el Musée des Beaux-Arts de Besançon y en el Musée de Beaux-Arts de Orléans. En el primero el caballo lleva engalanada la cabeza y el mozo que lo conduce, que marcha con paso firme al lado del animal, gira el rostro para mirarlo. En el segundo, el joven que guía al animal por el ahogadero va danzando delante del caballo. La obra entró en la colección Thyssen-Bornemisza en 1979 procedente del mercado de arte americano.
Mar Borobia