Pintor, mosaiquista y muy probablemente orfebre, Domenico Bigordi, conocido como Ghirlandaio, estudió, según Vasari, con Alesso Baldovinetti. Ghirlandaio, junto con sus hermanos Davide y Benedetto, organizó un prestigioso y próspero taller dedicado a la decoración al fresco y a la pintura de caballete. Ghirlandaio ejerció como pintor en la Toscana, especialmente en Florencia, aunque fue llamado a Roma por Sixto IV, junto con otros grandes artistas de su época, entre los que se encontraban Botticelli, Perugino y Cosimo Rosselli, para decorar con figuras de los doctores de la Iglesia la Biblioteca Apostólica del Vaticano, en 1475, y la capilla Sixtina, entre 1481 y 1482, con La llamada a san Pedro y san Andrés. Artista con un fino espíritu narrativo, llenó sus escenas con personajes elegantes en las que lo anecdótico y secundario superaba a veces el tema central. Entre las series más importantes de frescos que se conservan, y que son un testimonio de su época, se encuentran: el primer gran ciclo monumental al fresco realizado en la capilla de Santa Fina en la colegiata de Pieve en San Gimignano, hacia 1477-1478; los de la iglesia de Ognissanti, de 1480, con La Última Cena y San Jerónimo en su estudio; los de la capilla Sassetti en Santa Trinità, entre 1483 y 1486, con escenas de La vida de san Francisco, y, por último, los de Santa Maria Novella, entre 1486 y 1490, con escenas de la vida de la Virgen y de san Juan Bautista encargados para la cabecera de la iglesia por Giovanni Tornabuoni y que se consideran su obra maestra, y entre los que destaca la escena del Nacimiento de la Virgen. Giovanni Tornabuoni fue su mecenas más importante y entre los muchos proyectos que le encomendó se encuentra, anterior a los frescos de Santa Maria Novella, la decoración de la tumba de su mujer Francesca en la iglesia de Santa Maria sopra Minerva en Roma. Trabajos suyos también se hallan en Pisa y San Gimignano. Cronista de su siglo, introdujo en sus frescos, concebidos con complejas composiciones, costumbres de su tiempo a las que añadió una serie de retratos de personalidades de su entorno. Las ricas perspectivas y las amplias arquitecturas formaron parte del trazado de sus obras. Entre las pinturas de caballete destacamos La Visitación y el retrato lleno de realismo y ternura Abuelo y nieto, ambos en el Musée du Louvre de París.

Obras

Artistas relacionados