Paisaje invernal con figuras en el hielo
Jan Josephsz. van Goyen está considerado uno de los pintores más destacados de paisaje del arte holandés del siglo XVII. Entre los maestros con los que aprendió el oficio destaca Esaias van der Velde, en cuyo taller, en Haarlem, pasó aproximadamente un año. La huella de Esaias puede apreciarse en las primeras pinturas de Van Goyen, pero también en los temas de algunas de sus vistas, especialmente las relacionadas con las estaciones. Van Goyen, además, es uno de los mejores representantes de la llamada fase o pintura tonal, que está plenamente constituida en sus óleos a finales de la década de 1620. El pintor en esta etapa construye composiciones sencillas en las que capta imágenes de la vida cotidiana en un entorno natural que domina al del hombre. La línea del horizonte desciende y deja protagonismo al cielo y a los fenómenos atmosféricos que en él se producen y la imagen se tiñe con una tonalidad uniforme de marrones, grises y verdes que otorgan a la superficie de la pintura un aspecto casi monocromático.
Esta tabla, firmada y fechada en 1643, es un buen ejemplo de su periodo de madurez. En la década de 1640 el estilo de Van Goyen experimentó un cambio de rumbo respecto a la década anterior; así, en sus composiciones se sustituye la diagonal que había sido esencial para lograr la profundidad y varía el colorido con el que había conseguido destacados efectos ambientales. En los años cuarenta sus vistas, como la de esta tabla, amplían sus horizontes y se abren a vastas superficies. Un juego de líneas horizontales sustituirá a las diagonales, como las que crean, en nuestro caso, el nítido horizonte y la propia franja de tierra donde se coloca la ciudad.
La urbe ha sido identificada con Dordrecht. La gran construcción que se eleva por encima de los tejados de las pequeñas casas y de los molinos instalados a la orilla del río es la Grote Kerk vista desde su lado norte. Esta iglesia protestante se quemó en 1457, reconstruyéndose entre 1460 y 1502. En la pintura destacan su planta basilical, al igual que su maciza torre que, por motivos relacionados con la estabilidad del terreno, no se remató con la tradicional aguja. El espacio helado con el que Van Goyen abre los primeros planos es el río Oude Maas, el Viejo Mosa. La vista, como todas las del artista, está realizada y reelaborada en el taller a partir de los numerosos dibujos que tomó en sus desplazamientos.
Gaskell comenta que, a principios de los años cuarenta, Van Goyen, que estaba instalado en La Haya, retomó en su repertorio las escenas de invierno, pintando un elevado número de vistas heladas que tuvieron como fondo a la ciudad de Dordrecht. Este crítico también ha resaltado el importante papel que representan las numerosas figuras dispuestas en la superficie congelada del río. Inmersas en sus quehaceres cotidianos, como los hombres que acarrean mercancía, también tienen tiempo para la diversión, como el personaje de rodillas, a la derecha, que se prepara para pescar, o los muchachos con largos palos que se disponen a jugar. Estos personajes, con una disposición proporcional y gradual, contribuyen a acentuar la recesión ordenada del espacio pictórico.
Mar Borobia