Paisaje invernal con pueblo, patinadores en un río helado y cazadores en primer plano
Se trata de un paisaje invernal en el que se ven diversas figuras paseando y patinando; una mujer ha resbalado sobre la superficie helada del río que atraviesa el pueblo. Aunque durante mucho tiempo a su obra no se le ha dado la debida importancia a consecuencia de una serie de atribuciones erróneas, Jacob Grimmer fue uno de los paisajistas más notables de la segunda mitad del siglo XVI, que destacó por sus series de obras sobre las estaciones del año. Pese a seguir vinculado a la tradición de las Weltlandschaften y al planteamiento, ampliado, de la escuela de Pieter Bruegel el Viejo, Grimmer contribuyó en buena medida al auge del paisaje naturalista gracias a su dominio de la perspectiva espacial y de los efectos ambientales. Es heredero de la enciclopédica concepción del paisaje iniciada por Joachim Patinir y Herri Met de Bles, hecho que se pone de manifiesto por la utilización de una línea de horizonte relativamente elevada y de una escenificación en planos superpuestos; pero con respecto al de sus predecesores, el arte de Grimmer aporta una perspectiva que se aleja de forma más progresiva y una atmósfera de humedad que envuelve a los personajes. Grimmer sigue muy de cerca la línea de Bruegel en su observación de la sencilla vida cotidiana del pueblo y del campo, aunque lejos de la dimensión moral y filosófica de aquél. Su visión del mundo es deliciosamente directa y sin complicaciones.
El arte de Grimmer gozó de la estima, no sólo de sus contemporáneos, sino también de los artistas del siglo XVII. Tanto Pieter Lastman como su famoso discípulo Rembrandt poseían paisajes de Grimmer. En el inventario de los bienes de Rembrandt, efectuado en 1656, figura uno de los numerosos paisajes invernales de este artista. La fórmula de estas obras suele ser una escena con una perspectiva relativamente alta, un río helado que se aleja dibujando meandros hacia el paisaje del fondo y una serie de formas escalonadas en los ángulos inferiores de la composición. El paisaje cobra vida gracias a los detalles anecdóticos del mundo rural. Según se ha sugerido, algunas de estas obras, por ejemplo la tabla de 1575 que se encuentra en el Szepmuveszeti Museum de Budapest, forman parte de una representación alegórica de las estaciones, aunque la mayoría de ellas son composiciones independientes. La obra que aquí comentamos, como suele suceder con Grimmer, tiene su origen, en cuanto a la composición general, en la de Pieter Bruegel titulada Paisaje invernal con trampa para pájaros (colección particular), mientras que algunos detalles se inspiran en su famoso cuadro Cazadores en la nieve, de 1565 (Viena, Kunsthistorisches Museum). Aunque subsisten algunas torpezas de escala (obsérvese el tamaño excesivo de las damas situadas delante de las casas, a la orilla izquierda del río), su coherencia espacial es más elaborada y firme que la de muchas obras de copistas de Bruegel o de los infinitos pintores de segunda fila, seguidores de éste, que forman el grueso de la llamada dinastía Bruegel. Dentro de la obra de Grimmer, esta composición se parece mucho a otras escenas de invierno sin fechar. La influencia que el presente óleo y otros paisajes invernales parecidos de Jacob ejercieron sobre Abel Grimmer, queda claramente de manifiesto en el paisaje invernal de 1607, pintado por este último, que se encuentra en el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes.
La autoría de este cuadro ha sido objeto de polémica. Debido a una inscripción, antigua aunque falsa, que aparece en el ángulo inferior derecho, el óleo estaba atribuido a Pieter Brueghel el Joven en las subastas de 1971, 1972 y 1997. Entre medias, cuando se vendió en 1987, se atribuyó acertadamente a Jacob Grimmer, pero recientemente, el 16 de abril de 1999, cuando de nuevo salió a la venta, se describía de forma más general como obra de la «Escuela de Amberes, hacia 1600 (?)». Sin embargo, quienes catalogaron la tabla en esta subasta y en la anterior no tuvieron en cuenta que figuraba en el catálogo razonado de R. Bertier de Sauvigny como obra de Jacob Grimmer con personajes probablemente de Gillis Mostaert. Las figuras de esta obra, bastante elegantes y algo estereotipadas, recuerdan a las de Mostaert que, al igual que Frans Floris y otros artistas contemporáneos, tenía un sello más internacional que algunos de los maestros flamencos de la época. Otra versión de este óleo se vendió como obra de Gillis Mostaert en Bruselas. También aparecía catalogada como obra de Bruegel y llevaba la marca del ebanista de Amberes Michiel Classens.
Peter C. Sutton