Noche con luna
Cuando John Atkinson Grimshaw se casó con Theodosia Hubbard vivían en una casa muy pequeña en Leeds y, aunque deseaba ardientemente pintar, no tenían medios económicos suficientes como para que él dejara el trabajo en la compañía de ferrocarriles. Al atardecer, le gustaba salir a pasear con su mujer por las oscuras calles y los bosques de los alrededores de Leeds y cuando volvían a casa, inspirándose en lo que había visto, se ponía a pintar. Los testimonios de sus paseos a la luz de la luna constituyen la esencia de la popularidad de Grimshaw y de su fama como artista. Hacia 1861 había alcanzado bastante renombre como para poder renunciar a su puesto de trabajo y dedicarse por completo a la pintura.
A John Atkinson Grimshaw le encantaba pintar las grandiosas mansiones inglesas del siglo XIX y se recreaba en el encanto y la elegancia de su arquitectura. El placer que le proporcionaban se vio colmado cuando, en 1870, pudo trasladarse a una casa de estilo jacobino, Knostrop Old Hall, que se convirtió en su hogar. Le fascinaba el contraste entre la luz de la luna y la luz artificial y, en sus escenas urbanas, juega con los diferentes efectos de la luna, la luz procedente de los interiores de las casas y los reflejos de la luna sobre las calles mojadas.
A lo largo del siglo XIX, las ciudades del norte de Inglaterra se desarrollaron gracias a la industrialización, creándose frondosos barrios periféricos en los que los acomodados industriales fueron construyendo sus casas, aisladas de la calle por altos muros y elevados árboles. Para la sociedad victoriana, la vivienda tenía extraordinaria importancia, pues se consideraba como puerto, refugio y seguridad para los valores familiares. El propio Grimshaw creía en la santidad del matrimonio y de la familia y, a pesar de sus dificultades económicas, mantuvo una sólida relación con su esposa y fue un padre amantísimo. Sus escenas de claros de luna resultaban más atractivas porque idealizaban estéticamente la era de la revolución industrial y sus calles desiertas no reflejaban el entorno de las fábricas donde se trabajaba a destajo.
Noche con luna es un magnífico ejemplo del estilo personal creado por Grimshaw, que se especializó en pintar avenidas iluminadas por la luz de la luna, calles en sombra y caminos mojados por la lluvia, con el fin de crear composiciones atmosféricas de marcado sello individual. La casa que se ve en este óleo es probablemente ficticia, inventada por el artista, basándose en una combinación de estilos que observaría y asimilaría. A menudo incluía una figura solitaria que añadía a la escena una sensación de contemplación y ambigüedad, invitando al espectador a imaginar una narrativa, a analizar los pensamientos y los sentimientos del personaje y a meditar sobre su caminar en una noche perdida y solitaria. Transmite una sensación de aislamiento y, a la vez, de libertad, al representar a una mujer que, abandonando los convencionalismos, camina de noche a solas con sus pensamientos. Es este un planteamiento sorprendentemente romántico, probablemente inspirado en la admiración que Grimshaw sentía por la conmovedora poesía de lord Alfred Tennyson.
Nicole Ayton