Crepúsculo (reverso: Estudio para la figura central de "Crepúsculo")
Durante los primeros años de la década de 1920 Grosz dejó de pintar casi por completo para dedicarse a hacer dibujos satíricos o carpetas de grabados que publicaba la editorial Malik, de su amigo Wieland Herzfelde. En 1925 publicó su ensayo «Arte en peligro», en el que incluso se cuestionaba la validez de la pintura de caballete.
Esta acuarela, titulada Crepúsculo (Dämmerung) por su similitud con una ilustración fechada en 1922 y publicada con esta denominación en la carpeta Ecce Homo, de 1923, es una composición característica de la obra gráfica de Grosz. A través de una serie de imágenes superpuestas y fragmentadas, nos muestra un magnífico retrato alegórico de la sociedad prusiana: algunos ejemplares de la burguesía autosuficiente, hipócrita y materialista, entre los que destaca el personaje en primer término, con abrigo y sombrero, junto a varios maleantes, una prostituta y un mendigo. A pesar de la sencillez de la imagen, aparecen representados todos los principales estereotipos de la vida metropolitana.
La aguda capacidad de observación de Grosz y la asombrosa precisión de su mirada han determinado que la idea que hoy en día tenemos del Berlín de Weimar se deba en gran parte a sus mordaces caricaturas. En el prólogo de su libro Por encima de todo, el amor, de 1930, el artista explicaba: «Realista como soy, me sirvo de la pluma y el pincel principalmente para dibujar lo que veo y observo, y eso casi nunca es romántico, sino prosaico y poco placentero». En esta misma línea, Hannah Arendt no consideraba que los dibujos de Grosz fueran satíricos, «sino un reportaje realista», pues, añadía, «conocemos a esos tipos, están alrededor nuestro».
El primer propietario de esta acuarela fue el diplomático Harry Graf Kessler (1868-1937), conocido como el «conde rojo» por sus simpatías por la ideología de izquierdas, que se convirtió en mecenas de artistas como John Heartfield y George Grosz y apoyó varias iniciativas de la editorial Malik.
Paloma Alarcó