El Gran Canal con Santa Lucia y Santa María di Nazareth
Francesco Guardi, hermano de Gianantonio, fue un pintor de vedute y de capricci. Emparentado con Giambattista Tiepolo, del que era cuñado, se formó en el ambiente familiar colaborando con su hermano, que se dedicó a la pintura con figuras. Francesco Guardi empezó a labrar una carrera independiente a raíz de la muerte de Gianantonio, en 1760, y se decantó por el género de las vistas, cuyos primeros ejemplos reflejan tanto el estudio como la influencia de Canaletto en detalles tan significativos como son los personajes y otros pormenores que hallamos en sus panorámicas. A lo largo de la década de 1770, Guardi desarrolló su propio estilo, en el que el colorido y la luz desempeñaron un papel esencial, y que estuvo totalmente configurado en los años ochenta. El pintor también ejerció de cronista de su tiempo y en esta línea hay que poner las pinturas de la visita de los Condi dei Nord, el archiduque Pablo de Rusia y María Fedorovna, encargadas por los responsables de la República para conmemorar el evento y que se encuentran repartidas entre la Alte Pinakothek de Múnich y colecciones privadas. En esa dirección se inscriben series como la visita del papa Pío IV, un conjunto de cuatro lienzos, o el incendio en San Marcuola, acaecido en 1784.
Esta pareja de pinturas procede de la colección Danbuz, que tuvo su sede en la isla de Wight; después formaron parte de los bienes de Leonard Gow, en Dumbartonshire. Las dos vistas entraron en la colección Rohoncz en 1934, siendo su primera referencia bibliográfica la de Rudolf Heinemann, hecha en 1937, para el catálogo de la Colección. Ambas telas fueron exhibidas en la exposición monográfica dedicada a los Guardi en Venecia, en 1965, cuyo catálogo estuvo a cargo de Pietro Zampetti.
Los lienzos reproducen un tramo del Gran Canal desde sus orillas. En la tela con San Simeone Piccolo y Santa Lucia, la superficie acuosa ocupa una amplia y dilatada zona del lienzo, que llena con holgura el borde inferior y que termina por perderse en la curva donde se produce un estrangulamiento que hace confluir casi los dos lados del canal. La hilera de edificios a la izquierda está dominada por la gran cúpula, con su linterna, de San Simeone Piccolo, edificio de planta centralizada, inspirado en el Panteón de Roma y diseñado en el siglo XVIII por Giovanni Scalfarotto; de este conjunto Guardi subraya la gran escalinata de entrada junto con el pórtico.Al lado de esta iglesia y abriendo la diagonal que dibuja el canal, está el palacio Foscari-Contarini. A la derecha del espectador, área que experimentó una importante reforma en el siglo XIX, encontramos la iglesia de Santa Lucia, que fue demolida así como parte de sus alrededores para levantar en el solar la estación ferroviaria de la ciudad. De esta misma vista se conocen dos versiones, una en la Akademia de Viena y la otra en el Philadelphia Museum of Art, así como un dibujo que salió a subasta en Nueva York, a principios de 1990, y que pertenece a una colección privada.
En el segundo lienzo, pendant del primero y que completa la vista, la pronunciada orilla del canal, que sirve para introducirnos en la composición, arranca con la fachada de la iglesia de Santa Lucia, a la que sigue una serie de edificios de altura similar, entre los que se encuentran los palacios destruidos de Lion-Cavazza y el Bragadin-Vescovi, que nos llevan hasta Santa Maria di Nazareth, más conocida hoy como Santa Maria degli Scalzi. El templo, con una fachada muy trabajada, finalizada por Giuseppe Sardi, fue diseñado por Baldassare Longhena. Entre las versiones que se conocen de este lienzo, una de las mejores es la que se conserva también en la colección de la Akademia de Viena. De la composición, existe un dibujo en la colección Ten Cate en Almelo.
Las dos pinturas, fechadas en la madurez del pintor, hacia 1780, reúnen el mejor estilo de Guardi; composiciones donde la tierra firme se extingue a favor del agua y del cielo, que casi se funden y que ocupan importantes espacios en unas vistas de gran amplitud. Francesco Guardi dibuja con una pincelada muy libre los distintos elementos de sus panorámicas, donde las embarcaciones y las figuras animan con sus movimientos y colores unas escenas en las que la luz y los efectos atmosféricos diluyen las formas para conseguir «la magia del efecto».
Mar Borobia