Camino de Damiette
Las obras fechadas con temas de Damiette abarcan los años de 1882 a 1888, aunque el artista ya había descubierto este pueblo de Île-de-France hacia 1880, en una de sus «escapadas» al campo en busca de nuevos motivos. Utiliza las embarcaciones de sirga pero además, como antiguo empleado de los ferrocarriles París-Orleans, sabe aprovechar la red de líneas existentes para viajar por la zona de Orsay (Essone), en las afueras de París, y llegar a localidades más alejadas que las que hasta entonces había visitado (Charenton, Clamart, Meudon, Issy, Chatillon.). De este modo va explorando el valle del Yvette, río pequeño y tranquilo, y las aldeas de su entorno, como Gif y Damiette, en las que hace bocetos y pinta una serie de lienzos, tres de los cuales se incluyen, en abril de 1886, en la exposición de la American Art Gallery de Nueva York; entre ellos la Damiette, 1885 de la Colección Personnaz, que ingresó en el Musée du Louvre en 1937 (SF 1937-30).
Estos paisajes no tardarán en ser muy solicitados por los coleccionistas particulares (Duret, Murat, el doctor Filleau) y los marchantes (Blot, Martin-Camentron, Vollard, Portier), a juzgar por el catálogo de la exposición retrospectiva sobre Guillaumin, organizada en París por las Galerías Durand-Ruel del 20 de enero al 10 de febrero de 1894, en la que se exponen once lienzos con temas de Damiette.
Son muchos los motivos que inspiran al artista: las casas y las calles de Damiette, la carretera, los campos, los árboles en flor, los campesinos escardando, plantando coles o cuidando del ganado debajo de un manzano, todos ellos conjugados según el ritmo de las horas y de las épocas del año. El camino que conduce al pueblo está representado una decena de veces, bajo distintas luces del día e incluso a la hora del crepúsculo, como en el cuadro de la Colección Ghez del Musée du Petit Palais de Ginebra.
El año 1885 marca un hito y tiene particular importancia por los acontecimientos que afectan al mundo de la pintura, como la exposición retrospectiva sobre Delacroix organizada en la Escuela de Bellas Artes de París, determinante para Pissarro y Guillaumin, que optarán por dar prioridad al color y no a la luminosidad; la inminente escisión del grupo de los impresionistas, cuyos miembros siguen orientaciones más personales; la considerable producción de obras en las que Guillaumin multiplica las investigaciones, los efectos cromáticos, y va poco a poco liberándose hasta ejecutar los lienzos de vivísimo colorido de finales de la década de 1880. Cabe igualmente destacar el importante cuadro de dimensiones insólitas (117 x 89 cm) en Guillaumin (tal vez un encargo particular), titulado El camino del valle, de 1885, que se conserva en el Musée du Petit Palais de París y que se ha podido identificar gracias a un dibujo con anotación de ubicación y fecha, «Damiette, 1884», perteneciente a una colección particular.
Guillaumin sigue estando muy próximo a Pissarro y a Gauguin por la elección de los temas y la evolución de su técnica, como se puede observar en sus respectivas obras. El lienzo de Gauguin titulado Personaje por la carretera, Rouen, ejecutado en 1884, es buen ejemplo de ello, aunque se advierten las diferencias de temperamento en la pincelada más rotunda de Guillaumin con respecto a la más moderada de Gauguin.
A Guillaumin le gustan los paisajes agrestes, de aspecto recortado y tonos vivos. Su pincelada es distinta según las zonas del cuadro: se alarga, es rápida, nerviosa y concreta para representar las hierbas, grumosa y oscura en la hojarasca de los árboles, más ancha en el camino, más ligera y fundida en el cielo. El contraste de las dos partes del cuadro, con una paleta cálida, con los tonos densos de los ocres, los azules y los amarillos realza la ligereza y la claridad de los malvas, rosas y amarillos. En esta obra, la paleta se aclara como lo hace la de Pissarro por esa misma época. La transición de la zona inferior a la superior se consigue mediante las tonalidades más claras del camino que enlaza a ambas y unos toques de azul que anuncian la tonalidad del cielo, que recoge la sensibilidad y la emoción del pintor.
Durante toda su vida el artista basará su trabajo en la observación directa, sincera, de la naturaleza y se negará a someterse a los gustos del momento y a las exigencias comerciales de algunos marchantes.
Jacqueline Derbanne