Pescador tocando el violín
En la década de 1620 y principios de la de 1630 se fecha un nutrido grupo de pinturas de género en las que Frans Hals retrató a bebedores, músicos, niños y pescadores entre otros personajes, y que desaparecieron de su repertorio unos años más tarde. Estas telas se componen con una sola figura, de busto o medio cuerpo, captada en un movimiento fugaz, lleno de fuerza y naturalidad, e instalada en interiores con fondos neutros. Estos temas, como ya se ha resaltado, enlazan con asuntos de corte costumbrista y de argumento parecido popularizados por los caravaggistas de Utrecht.
Este conflictivo grupo de pinturas estuvo atribuido a Frans Hals, casi sin reservas, en las primeras décadas del siglo XX. Estudios posteriores, especialmente a partir de la exposición monográfica dedicada al artista en 1937, sirvieron para revisar el conjunto, rechazando obras de seguidores, imitadores y también alguna que otra falsificación.
Nuestro lienzo fue adquirido a la galería Julius Böhler de Berlín en 1929, y, según parece, estuvo con anterioridad en el mercado de arte de Nueva York. La pintura entró en la colección como obra de Frans Hals, atribución con la que se mantuvo en todas las publicaciones desde 1930, cuando fue expuesta en Múnich, hasta el estudio de Ivan Gaskell de 1990. Sin embargo, por las palabras con las que Ebbinge- Wubben inició su comentario en el catálogo de 1969, se deduce que la autoría de la obra estuvo cuestionada en la colección hasta que, entre 1963 y 1964, se procedió a una limpieza de su superficie pictórica. Los colores recuperados tras esta intervención, así como la técnica en la pincelada, fueron motivo suficiente para que este historiador considerara la tela un trabajo autógrafo.
Gaskell, al realizar la valoración del Pescador tocando el violín, optó por dejar el lienzo atribuido al pintor asentado en Haarlem y, para respaldar su postura, estableció un análisis comparativo con el Bebedor alegre del Rijksmuseum de Amsterdam, fechado entre 1628 y 1630. Entre ambas imágenes detectó diferencias en el tratamiento de los rostros, especialmente llamativas en las transiciones de los medios tonos y en los trazos y modulaciones del color en zonas próximas al cabello, aspectos en los que nuestro lienzo resulta más áspero.
En cuanto al paisaje que sirve de fondo a este alegre y despreocupado pescador, no muy usual en estos cuadros de Hals, se ha mencionado la posible colaboración de Pieter de Molijn, cuyo pincel resultaría menos enérgico al tratar las dunas, la playa y el celaje. El paraje donde se ambienta este escenario se ha puesto en relación con los alrededores de Zandvoort, localidad próxima a Haarlem, identificándose la construcción de la izquierda con una de las torres-faro de la zona. De esta pintura se conocen dos versiones más que no se consideran trabajos originales del pintor.
Mar Borobia