Retrato del pintor A. M. Tränkler
Albert Henrich, vinculado a las corrientes realistas de la Neue Sachlichkeit (nueva objetividad) alemana, es un artista casi desconocido, casi tan desconocido como el personaje al que retrata en esta pintura, el pintor A. M. Tränkler. Aunque Henrich pintó principalmente naturalezas muertas, también se dedicó al retrato y al paisaje, siguiendo de cerca la tradición de la pintura holandesa del siglo XVII.
El retrato de Alfons Maria Tränkler, del que sólo sabemos su nombre y que, tal y como nos informa el título del cuadro, era pintor, está ejecutado con un realismo muy sobrio y minucioso que le da una cierta dureza. El rostro anguloso, contraído en un gesto adusto, de expresividad contenida, que sobresale por encima del resplandeciente cuello duro de su camisa, y una de sus manos, la derecha, que sujeta un cigarrillo, le sirven al pintor para reflejar la caracterización psicológica del personaje. Iluminadas por un foco de luz colocado a la izquierda del personaje, esas carnaciones tan lúgubres están pintadas con un fuerte claroscuro y destacan sobre la tonalidad oscura del traje y del fondo del cuadro.
Paloma Alarcó